Opinión
OPINIÓN POR POLO FUERTES
Viendo los triunfos de los amigos
A veces, me viene el recuerdo de aquellos mis primeros artículos de información que salían cada día en La Crónica de León, en aquellos primeros días de un mes de marzo de 1986. Era algo nuevo para mí, saber que cada día, en una de las páginas de comarcas,...
30/05/2013
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CON VENTANAS A LA CALLE
...que mis compañeros y siempre amigos me habían dejado para dar cuenta del quehacer diario de La Bañeza y sus comarcas y poco después, en otro rincón, para Astorga y las suyas.

Había colaborado anteriormente en otros periódicos, semanarios o revistas. Pero el periodismo activo de aquellos años ochenta del pasado siglo empezaba a pasar por los primeros ordenadores que llegaban a una redacción joven, como era la de La Crónica y la zozobra anterrotativa se deshojaba con los primeros ejemplares que salían por la bandeja. Fueron años inolvidables en la que casi todos mis compañeros me trataban de papi, porque si no era el mayor de la redacción se le acercaba.

Hace unos días, en Madrid, uno de aquellos compañeros y amigos, Óscar Campillo y yo recordábamos aquellos tiempos de lucha constante por sacar adelante aquel periódico nuevo leonés, siendo él ya director, a pesar de su juventud, mientras yo me recreaba por las metas alcanzadas del que hoy máximo responsable del Grupo Marca. “Qué tiempos aquellos, doctor, amigo Polo”.

De vuelta a casa, después de una larga temporada fuera, leo en este periódico que otro buen amigo y antiguo compañero de La Crónica, Pablo Lago había sido designado director de El Mundo de Valladolid. A la vez que en el movimiento del escalafón, el puesto que dejaba Pablo en Diario de León, lo ocuparía otro compañero, Joaquín Sánchez Torné y el que éste dejaba en Burgos lo recogería otra buena amiga, Ángela Domínguez.

Me viene a le memoria una de las estupideces, que en los últimos meses de presidente, dijo Zapatero, sobre contemplar el paso de las nubes. Yo, estos días, contemplo con cierta envidia, por aquello de mis imposibilidades a causa de la edad, los triunfos de estos cuatro amigos y compañeros, a los que desde aquí les deseo toda la suerte del mundo en sus nuevos cometidos,

Fuimos lobos de una misma camada, cuando el periodismo empezaba a evolucionar hacia nuevas técnicas, hacia nuevos horizontes. Sin llegar al desmadre de información que hoy, Internet y las redes sociales hacen estar cribando la información de los rumores, sin mucho tiempo para disfrutar aquellas primeras horas en las que los periódicos seguían oliendo a tinta reciente y papel desenrollado.

Un abrazo para todos aquellos que vivimos aquella aventura maravillosa y que hoy se diluye en la inoperancia de unos directivos, que se pensaron que un periódico era parte de una obra de cemento y ladrillo.

Polo Fuertes

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