Reportajes
REPORTAJE
Segunda parada en la estación
Históricos edificios ferroviarios se salvan del abandono como casas rurales, equipamientos públicos, museos y hasta bibliotecas, como la antigua estación de Toral de los Vados
dificio próximo a la estación de tren de Toral de los Vados (León), ahora utilizado como biblioteca. (Foto: César Sánchez)
dificio próximo a la estación de tren de Toral de los Vados (León), ahora utilizado como biblioteca. (Foto: César Sánchez)
Juan López
06/02/2016 (11:57 horas)
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José González se afana en abrir el portón del edificio del muelle de carga del complejo ferroviario de Barruelo de Santullán. Al entrar la luz del sol, en un atípico día en la Montaña Palentina, el interior deja ver un pequeño museo que este emprendedor ha convertido en un recordatorio familiar, con piezas que ayudan a contar historias de la localidad, principalmente a través de Casa González, que desde los años 20 se dedicó a la elaboración de gaseosas y distribución de bebidas: una saturadora, depósitos de agua y gas, embotelladoras para envases tipo boliches, tapones corona, cerámicos, sifones y corcho. De todo ello, como si de un colmado de la época se tratara, da fe la realidad que ofrecen las paredes envejecidas en un espacio dedicado a los sifoneros.

Pero esta es solo una parte del proyecto en el que José González ha convertido la estación del pueblo -compuesta por tres edificios-, dedicada para albergar y transportar el carbón a la red general de Renfe, en la cercana Aguilar de Campoo, y que tras su abandono en los años 80 fue transferida hace un par de años para que este oriundo del pueblo pudiera desarrollar su objetivo empresarial: un parque de aventuras.

Como la de Barruelo, son muchas las estaciones cedidas por Adif a las administraciones locales para que tengan una segunda vida, una nueva parada de un tren que muchas veces no pasa una única vez, sino que da una segunda oportunidad. Ahora, muchas se destinan a espacio dotacional, de servicios e incluso piscinas o museos ferroviarios; pero también se han alquilado a particulares que han decidido rehabilitarlas para casa rural, la mayor parte; o como sede de un centro de aventuras; e incluso como centro de espeleología y escuela regional para este tipo de ciencia, concretamente en la antigua estación de Santelices, en Las Merindades burgalesas.

José González, que hace 23 años que se dedica al negocio del ocio y tiempo libre, explica a Ical que obtuvo el permiso para utilizar el complejo ferroviario de Barruelo y decidió aderezarlo con un museo que recuerda la vida familiar. Su inversión privada, hasta ahora de medio millón de euros, ha reconvertido la zona en un parque ferroviario bajo la denominación de 'Aventura de Aventuras', una empresa que permite poner en valor el patrimonio industrial e histórico y crear un punto activo de referencia que concentre la oferta de calidad de la Montaña Palentina.

Donde antes había viajeros y un reloj de agujas, ahora hay una recepción, un bar y un salón multiusos; donde se levantaba una 'nave cocherón', ahora se practica tiro con arco y dinámicas de grupo; y lo que era un muelle de carga de carbón, ahora es un aula de interpretación de la naturaleza. La próxima actuación serán los 550 metros de vallado perimetral de la estación y concluir la adecuación total de la playa de vías. De hecho, se han extraído ya 200 camiones de escombros para poder expandir la zahorra.

Esta es la parte más costosa, pues recuerda José González que en esta estación confluye una docena de vías. Por ello, se ha intentado mantener la esencia del complejo. “Por dentro, ciertamente, es todo nuevo, porque su estado era malo. Pero por fuera se mantiene ese ambiente industrial del entorno”, asevera. Añade que a ello contribuye mucho que las minas, “que están en ese mismo lugar, hasta donde prácticamente entraban los trenes gracias al intercambiador de vía que existía”, se mantienen intactas porque a la empresa Uminsa le ha caducado la autorización de explotación de las mismas.

“Un gran complejo industrial convertido en un gran complejo de turismo, ocio y tiempo libre”, resume, en el que se puede practicar vuelos en globo, rutas en buggies, quads y todoterrenos, tirolinas o piragüismo. Su siguiente idea es un scalextric gigante. La importante inversión, concluye, ha paralizado uno de los proyectos que más ilusión le había reportado: adquirir vagones situados en la playa de vías como alojamientos rurales. “Me supondría otro medio millón de euros. Vamos a esperar”, suspira.

Una piscina en la estación

La localidad segoviana de Nava de la Asunción decidió dar un impulso a su estación, una infraestructura sobre la que existía el riesgo de abandono cuando en 1993 se cerró la línea que unía Segovia y Medina del Campo. Ello motivó la cesión al Ayuntamiento, que construyó una piscina municipal. Su actual alcalde, Juan José Maroto, recuerda a Ical que tuvo un coste de 600.000 euros. A partir de ahí se adjudicó otra partida de 300.000 euros para la rehabilitación del edificio ferroviario. Desde 2009, la sala que acogía taquillas de venta hoy es para exposiciones, conferencias, clases de danza o de otro tipo de bailes. “Es un local multiusos”.

Una biblioteca y un pequeño museo

Lo que antiguamente era conocido como un “galpón”, una casa grande de una planta utilizada como muelle y almacén de la estación, es desde hace 16 años “la pequeña y coqueta” biblioteca de Toral de los Vados, en León. El teniende alcalde, Sergio García, presume de haber mantenido la esencia de una antigua vivienda de 1883.

Mientras, el edificio principal, también en manos del Consistorio en régimen de alquiler, alberga un centro de interpretación del tren desde hace unos ocho años. “No es un museo de nivel de ingeniería, pero tiene maquetas, fotos y herramientas que sirven para la educación infantil”, comenta García, quien señala que son muchos los colegios que visitan las instalaciones. Entre la remodelación de los dos edificios, el Consistorio ha destinado 80.000 euros.

Este es un caso curioso porque la línea Palencia-A Coruña no está cerrada, aunque sólo se detienen los trenes regionales en Toral. Por este motivo, Adif esgrimió como condición para el alquiler contar con una oficina dentro de la estación. La estación toma vida de forma especial durante el primer fin de semana de junio, cuando se celebra 'Toral en tren', una fiesta de exaltación del ferrocarril. Pero no sólo eso, sino que cuenta con un ramal de tres kilómetros activos para dar servicio a la famosa cementera de la localidad.

La estación de tren de Toral de los Vados, durante la celebración de 'Toral en tren'. (Foto: C. Sánchez)

También espeleología

En una comarca con tanta afición a la exploración de cuevas como Las Merindades, en el norte de Burgos, no podía faltar un centro dedicado a la espeleología. Pero llama la atención que se ubica en la estación de Santelices, en una línea que preveía unir el Mediterráneo y el Cantábrico, pero que nunca vio pasar un tren. Ni siquiera se colocaron las traviesas. Sólo unas trazas que hoy se utilizan como vía verde hasta el famoso túnel de La Engaña, que da paso a la Vega del Pas.

Pero sí se construyeron las estaciones. La de Santelices es hoy la sede de la Escuela de la Federación de Espeleología de Castilla y León, punto de referencia de esta actividad en España, un edificio que hasta hace 30 años albergó las colonias de verano de visitantes que llegaban de Baracaldo, sobre todo jóvenes, según desliza Jesús González Robador, de la Asociación de Espeleología Merindades.

Más tarde, recuerda, la estación se abandonó y “los vándalos rompieron cristales y arrancaron las puertas”. Casualmente, hace dos décadas este grupo solicitó al Ayuntamiento de Merindad de Valdeporres -al que pertenece- un local para poder reunir hasta 60-70 personas en los campamentos que organizan. “Nos lo dejaron y aún estamos recuperando cosas, porque nos queda mucho y lo arreglamos poco a poco”, asevera.

'La Residencia', como es conocida históricamente esta estación, cuenta con tres plantas de 200 metros cada una y, además de salas para impartir cursos, aseos y cocina, dispone de 70 literas para dar alojamiento a muchos de los espeleólogos que acuden a esta zona a practicar esta ciencia de exploración.

Varias casas rurales

Los usos principales de las estaciones en líneas cerradas son los servicios dotacionales, como ocurre en Béjar, Benavente o La Bañeza. Y cuando se trata de cesión a particulares, el destino es el alojamiento rural. Es el caso de Langa de Duero, Morón de Almazán y Navaleno, en Soria; Hontoria del Pinar, Rabanera, Trespaderne y La Vid-Zuzones, en Burgos. Esta última, de la línea Valladolid-Ariza, cuenta además con un centro de demostración de energías limpias. Esto es, que la estación se nutre únicamente de fotovoltaica y eólica a través de un pequeño aerogenerador, pues no está enganchada a la red principal.

Juan Hurtado, que cuenta con una amplia concesión, la convirtió en casa rural hace seis años: “Nuestro recibo es de cero euros, porque los paneles solares y el aerogenerador generan energía a través de un generador que carga las baterías y para obtener 4.000 vatios de potencia”. En su totalidad son 9.800 metros cuadrados de terreno, muelle cubierto, edificio principal de viajeros y un pequeño edificio de antiguos aseos reestructurado.

Uno de los mejores museo ferroviarios

El Museo Ferroviario de Aranda de Duero está considerado uno de los más completos del escenario nacional. No en vano, se ubica en la estación de Chelva, aquella de la línea Valladolid-Ariza en la que los viajeros hacían parada en la capital ribereña. De diseño francés, el caserón fue inaugurado en 1895, operativo hasta el último día del año 1984, en que dejaron de circular los trenes.

Fuentes del Ayuntamiento y de la Asociación Arandina de Amigos del Tren, que gestionan la infraestructura, indican que el Museo recoge “el pasado y presente del ferrocarril, con muestras de gorras, uniformes, faroles, señales, bocinas, insignias y billetes antiguos, entre otros”. Además, cuenta con recreaciones de cabinas de automotor, puesto de mando, maquetas y circuitos a escala. Y en la parte exterior, frente a la fachada, se puede visitar la locomotora Gmnider, cedida por la azucarera de la localidad, y otra de Renfe, modelo 10321, así como un antiguo vagón taller.

La estación de tren de Toral de los Vados, durante la celebración de 'Toral en tren'. (Foto: C. Sánchez)

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