Los grupos, como Deicidas, Los Positivos, Los Cardiacos o Los Flechazos tuvieron renombre, también en la escena nacional. Como escenarios, salas como Tropicana, La Mandrágora, o el mítico Toisón, el Oasis, el Gran Café y muchos otros que hicieron, que en la década de los 80 y de los 90, fuera el Barrio Húmedo el lugar en el que se cultivó aquella ‘Movida’.
No había, hasta el momento, nada escrito que abordara aquella parte de la historia cultural de la ciudad. Vicente Muñoz hace aquella realidad el argumento de 'Regresiones', una novela hasta cierto punto autobiográfica en la que relata cómo fue aquel León de la ‘Movida’. “No se ha escrito sobre este tema, a pesar del alto porcentaje de escritores que tiene esta tierra”, señala el escritor, que recuerda que abordar este tema, también es hacer referencia a la época posterior a la transición.
La libertad sin ataduras, la capacidad para crear, la cultura como herramienta reivindicativa y la diversión entendida en el aspecto de vivir cada momento como si fuera único son las bases sociales en las que se asienta aquella etapa en la que, además, “todos participaban de todos” hasta el punto de que la música, pero también otras expresiones artísticas y culturales, fueron generando una gran familia leonesa en torno a la Movida.
"Ganas de vivir el momento"
“Recuerdo salas llenas, cosa que ahora es complicada”. Ese ambiente regresa ahora en un libro que Vicente confiesa que le hubiera gustado que hubiera sido “el primero” de su trayectoria como escritor. Ahora, con la “perspectiva temporal” recupera la ‘Movida’ leonesa a través de ‘flashbacks’ para recuperar los “temas del pop y el rock de aquella época”. “Me lo pasé fenomenal, fue muy divertido. A parte de la escena, el movimiento más libertario de permisividad, de desenfado, de ganas de vivir el momento”, recuerda.
Todo ello frente a la situación actual, no sólo de la música o de la cultural, sino de la sociedad en general, en la que los ciudadanos se encuentran, incluso, “más controlado y manipulados”, frente a una época en la que “todo era más espontáneo” y en la que la juventud era mucho más participativa. “En este momento no hay ese espíritu. Si lo hubiera estaríamos en circunstancias diferentes”, señala.