Opinión
OPINIÓN POR DAVID FERNÁNDEZ
No a la liberación del horario comercial
Desde que Madrid fuera la pionera en liberalizar los horarios comerciales...
08/07/2014
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EL PODER DE LA PALABRA
...ha existido un debate intenso entre los partidarios de dar libertad absoluta a los establecimientos comerciales para que decidan los días y horarios de apertura y aquellos, sobre todo empleados y pequeño comercio, que inciden en que es un recorte de la calidad de los puestos de trabajo y un riesgo para la existencia de los establecimientos tradicionales.

Siempre me ha llamado la atención el argumento de los partidarios de la libertad de horario comercial. Se basan en teorías “liberales” y defienden que se puedan abrir todas las horas que el patrón considere necesarias porque ello implica un aumento de la contratación de personal. Es su único argumento.

Un solitario argumento que encima es falso ya que ni el sector de los grandes almacenes, porque se aprovechan de las circunstancias de precariedad laboral, ni el pequeño comercio, porque no se lo puede permitir, contratan a nadie para ampliar su horquilla horaria. Por tanto, aumento de empleo, ninguno.

Por el contrario, las desventajas que puede conllevar una liberalización del horario comercial son varias. En primer lugar puede provocar una pérdida de competitividad importante. Los grandes almacenes, debido a su volumen elevado de personal, puede afrontar este mayor número de horas abierto mediante la reducción de horas de su personal de lunes a viernes, horas que luego hacen en sábado o domingo. También pueden abrir domingos y otros festivos con poca demanda con un número de personal inferior al habitual.

El pequeño comercio, sin embargo, no puede afrontar esta situación de la misma manera. La mayoría de estos establecimientos son atendidos por una sola persona o como mucho, dos, que suelen ser los propietarios. La única vía que tienen de afrontar el aumento de horas semanales y la apertura en festivos y domingos es perdiendo los pocos días y horas libres que ya de por sí deja el comercio.

Otra de las desventajas, ya esbozada antes, es el aumento de la precariedad de los contratos y horarios laborales del personal del comercio, especialmente el de las grandes cadenas de supermercados y grandes almacenes: establecimiento de horarios rocambolescos que hace que los pocos días libres que disfrutan no sean los habituales para el resto de trabajadores, reducción de personal de manera drástica con la excusa de una caída en el beneficio, lo cual no significa pérdidas, o aumento de la presión a la hora de encarar un número de tareas muy superior al habitual debido a este recorte de personal.

Por otro lado, ¿qué tipo de interés hay en abrir los domingos y festivos? ¿Es que acaso no tenemos suficiente con establecimientos abiertos de sol a sol de lunes a sábado? Salvo contadísimas excepciones, como pudiera ser un domingo antes de Reyes o Nochebuena, la apertura de festivos es claramente deficitaria para las grandes superficies, por no hablar del pequeño comercio. Por tanto, el interés de abrir festivos por parte de las grandes cadenas de este país no es otro que el de minar la competencia del pequeño comercio a costa de precarizar el puesto de trabajo de sus empleados.

El comercio debe caminar hacia la racionalización de sus horarios por diversos motivos. El primero de ellos es porque es imprescindible la mejora de la conciliación de la vida laboral-familiar para los miles de empleados de este sector, uno de los mayoritarios de este país. España adolece de un problema serio de natalidad y la racionalización de los horarios laborales y su adaptabilidad son fundamentales para la mejora de este aspecto.

Una apertura diaria de lunes a viernes entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde y los sábados hasta las dos de la tarde sería más que suficiente para que todos pudiéramos acudir a ellos de sobra. En segundo lugar porque se trata también de educar al consumidor. En el resto de países occidentales, los horarios de los establecimientos comerciales son más reducidos y ninguno tiene problemas de escasez de consumo. Ni tampoco hay problemas para la atención a la demanda de turistas.

Esta es otra de las razones para la liberalización del comercio en determinadas zonas, el que se declare zonas de interés turístico y, por tanto, puedan tener libertad de horario de apertura. Una sinrazón. Hay que decir que la mayoría de turistas que visitan nuestro país provienen de Europa, en donde en sus países disponen de unos horarios mucho más reducidos de apertura y, por tanto, están acostumbrados, educados, para consumir a unas determinadas horas, digamos… más lógicas. Además, nos podemos mirar nosotros mismos como turistas. ¿Qué horario necesitamos para comprar algo cuando visitamos alguna ciudad?

Sí que es verdad que en algunas ciudades existe lo que se llama ´turismo de compras´ y, por tanto, podría ser interesante el estudio de la apertura en algún festivo o domingo, pero, son casos muy reducidos en España y el acuerdo debería producirse con el consenso y acuerdo de todas las partes implicadas, la de las grandes superficies y las del pequeño establecimiento. También quizá, deberíamos tener una mención o consideración especial con las tiendas de suvenires y regalos típicos que habitan en los centros de las ciudades españolas.

Está claro que se pueden hacer salvedades, pero muy bien acotadas y delimitadas, pero el camino que debería emprender el comercio en España es el de racionalizar sus horarios y, para ello, deben colaborar las administraciones, pensando en los miles de trabajadores que en este sector trabajan, y también una colaboración por parte de los consumidores, intentando racionalizar los horarios de sus compras.
 

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