Opinión
OPINIÓN POR LUIS ARTIGUE
Me encuentro, en la feria del libro, a una ancianita con voz de Ducados...
...y cara de rocanrolear sin despeinarse
12/05/2015
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LA NOTICIA ILUMINADA DEL DIA
Sé que les va a sonar raro pero ayer noche me acosté en mi cama y esta mañana me he levantado con una rubia en un motel Las Vegas. La experiencia ha sido tan satisfactoria que les recomiendo a todos ustedes, ahora que estamos en plena Feria del Libro, que lean novelas antes de dormir.

Podría seguir contándoles lo de mi desconcierto matinal, y describirles el corte de digestión que me produjo, tras la euforia de despertarme en tan grata compañía, saber que aquella rubia y yo nos habíamos casado la noche anterior (ella disfrazada de Elvis y yo vestido de Marilyn) pero prefiero hablarles en general de las impagables bondades de la lectura, de las historias, de las novelas, de cómo la ficción nos enriquece la vida, o nos la explica, o nos la amplía o, cuando menos, nos libra por unas horas de ella.

Por eso leemos tratando de superar la rutina, eliminando de nuestra biografía la parte predecible, y también quizá queriendo indagar sobre el sentido de la existencia, o para aliviar un poco la confusión en la que estamos inmersos, sí. Leemos y completamos la vida, rellenamos sus huecos, e incluso probamos la libertad de quien ni siquiera está sujeto a lo real. Lo hacemos y así vivimos de otra forma, vivimos dos veces...

Siempre es buen momento para hacer un elogio entusiasta de la lectura, para esparcir la antorcha, pasar la pipa opiácea u organizar un congreso de rubias que pretenden ser Marilyn. Sí, siempre hace falta la Feria del Libro como siempre apetece un arco iris, o una puesta de sol en una playa solitaria, o una luna llena encima de un volcán, o una noche memorable y sórdida en Las Vegas.

En plena era de la cultura de la televisión e internet, tienen lugar todavía extravagancias como la Feria del Libro. En pleno apogeo de la gente que progresa poco en su lucha contra la neurosis siguen existiendo aún revoluciones como la Feria del Libro.

Por eso qué bueno poder escribir en este espacio sobre el libro como fetiche, como puente hacia nuestros semejantes, como certificado contra la soledad. Dicen que un libro es un amigo pero yo siempre he pensado que, más bien, un libro te ayuda a hacer buenos amigos. Casi nada...

Quien sabe, a lo mejor esta noche abren un libro y entran en él, y viven durante un tiempo tan intensamente allí que les va a molestar despertarse en su cama de siempre, en su mundo de siempre, en si mismos.

En la Plaza de las palomas está la Feria del Libro: pasen y lean.

Luis Artigue
www.luisartigue.es
 

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