"Dios protege la ignorancia", sentenciaba entre risas y bromas el compañero de juego del presidente que, a pesar de haber jugado una segunda mano, había sido incapaz de darle la vuelta al resultado. La pareja perdía por segunda vez; la mano. Al parecer, cuentan los jugadores contrarios, Gregorio Santiago y Jacinto Arranz, a Rajoy se le da mejor el tute, pero reconocen que "ha intentado ganar hasta el último momento". Aún así, y como buen jugador, el presidente y su compañero han estrechado las manos de los contrincantes y les han felicitado.
Un instante de la partida de dominó disputada por el presidente. (Foto: Diego de Miguel)
La peluquería
Rajoy ha iniciado en Olmedo una jornada electoral en la que ha decidido dejar las prisas y el estrés fuera. Se ha dejado besar y abrazar por las decenas de señoras mayores ("¡Viva la peluquería!", bromeaba a su paso Juan Vicente Herrera) y se ha hecho cientos de 'selfies' con chavales, candidatos y valientes que han afrontado el gélido ambiente de una mañana blanca en Olmedo.
Las sillas de plástico lloraban todavía por la escarcha y el auditorio ha tardado en sentarse pero nadie se ha quejado -en público- de la ocurrencia del valiente que decidió organizar el acto en un patio, por muy interior que fuera. Los termómetros han perdido el color y los pies, no dejaban de moverse, aunque fuera con la música del PP. Cualquier excusa era buena.
A Rajoy tampoco ha parecido afectarle el frío. No ha hecho mención alguna en su discurso y se ha dejado arropar por los fieles que le han hecho mas fácil el camino desde el atril hasta el bar del hogar del jubilado, unos cincuenta metros que le han llevado más de veinte minutos. Ya en el salón, y tras frotarse mano con mano para entrar en calor, frente a él la mesa lista, las cámaras en frente y los jugadores moviendo las fichas dominó. El resultado, ya lo he dicho, Mariano perdió.
Rajoy, conversando con sus compañeros de partida.