Opinión
OPINIÓN POR DAVID FERNÁNDEZ
Los grandes olvidados
En plena Semana Santa nos llega la noticia que mil jóvenes leoneses...
07/04/2015
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EL PODER DE LA PALABRA
...están censados como trabajadores en Alemania. ¡Ojo! ¡Solamente en Alemania! Mil paisanos, coetáneos míos, que tienen que vivir forzosamente en otro país porque el suyo les niega una oportunidad para ganarse la vida. Mil jóvenes que serían la sangre que cada día más le falta a nuestra provincia.

La desindustrialización de la provincia, tantas veces denunciada en esta humilde columna, lleva a que la principal fuerza de una tierra, su población, se vea cada vez más reducida. Es especialmente trágica esta pérdida de población cuando las edades de quienes se van constituyen una parte importante de la fuerza laboral que habría de sustentar el crecimiento y la existencia de León como sociedad.

Son varios miles de jóvenes leoneses los disgregados por todo el mundo. Con alguno de ellos he coincidido y es espeluznante escuchar que la gran mayoría aceptan que no van a poder volver a su tierra nunca excepto de vacaciones. Que no van a poder estar cerca de sus familias, que no van a poder desarrollar su vida aquí, donde querrían, en León. Son chicos en edad de construir una familia, de consumir, de tener ambición por ser mejores, por crecer. Son chicos que demostraran la valía adquirida aquí en lugares lejanos, donde se beneficiarán de ella a coste cero.

Son varias las veces que he hablado de la inexistencia de una política de industrialización por ninguna de las administraciones que nos gobiernan. Varias las veces que he afirmado que las infraestructuras y los edificios no generan empleo por sí mismas. Que los impulsos para la generación de empleo son genéricos, desnortados y difusos, sin una clara estrategia de generación de un sector económico por el que apostar y crecer.

En mayo cambiarán muchos gobiernos, ya sea de color o de personas. Espero que se acuerden de esa gente que, aunque ya no esté aquí, un día sí lo estuvieron. Y que, además, quieren volver. Ahí está nuestro principal potencial, disperso por el mundo. Aunque no estén, son. Aunque no les veamos, existen.

Hoy esta columna va dedicada a ellos, que dejan el nombre de León y de España en lo más alto en su día a día allende nuestras fronteras. Con el saber hacer que aprendieron aquí y con la educación y los valores que se llevaron de esta tierra. Ellos sí que son “Marca España”.
 

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