León
LEÓN
Hallan en León una mano de San Ildefonso
El responsable del museo catedralicio, Máximo Gómez, encontró los restos en la iglesia del Mercado, custodiados por una extinta cofradía durante siglos
Luis V. Huerga / @luisvhuerga
11/03/2014 (22:11 horas)
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En un cajón de un mueble del Mercado, desapercibido, se encontraba un relicario que, a simple vista, no ofrecía ninguna importancia. Pero el instinto y el conocimiento de Máximo Gómez, responsable del Museo de la Catedral de León, llevó a que, por un instante, se detuviera en aquella arca, a la que desveló su cronología y la circunscribió en la época del gótico. Una pieza que, de por sí, alberga un gran valor, aunque en su interior todavía había más.

Envuelto en tres valiosísimas y poco comunes telas, una del siglo VII y otras dos del XIII, se encontraban envueltos los huesos de una mano de San Ildefonso, el santo visigodo que fue obispo de Toledo entre los años 657 al 667, cuando falleció. Un hallazgo que tuvo lugar hace dos años, pero que se publicará en la próxima edición de la revista ‘Promonumenta’, que se dará a conocer de forma oficial este sábado en Madrid.

Según fuentes próximas a la investigación, junto a las reliquias, los huesos del carpo y metacarpo, se encontró un documento del siglo XIX que atribuye esos restos al santo, lo que ahonda en la peculiar, y a veces polémica, historia de uno de los padres de la Iglesia. Ahora, se guardan en el Museo de la Catedral León para su próxima exposición, mientras que está prevista próximamente una rueda de prensa para dar a conocer ese singular hallazgo.

San Ildefonso, en una pintura de El Greco.

La custodia de la extinta cofradía

Al parecer, aquel texto relaciona los huesos con los de San Ildefonso, lo que abre las hipótesis hasta ahora conocidas sobre cómo están repartidas las reliquias de esta figura trascendental en la institucionalización eclesiástica en España. Los huesos habrían estado custodiados por una cofradía, ya extinta, de las que hace siglos comenzaban a emanar en la ciudad de León y ahí, en un relicario de esa iglesia, han permanecido hasta entonces, inadvertidos.

En el interior del relicario también se halló una pequeña cruz, que ahora se encuentra en proceso de restauración, y que podría ser románica. El hecho de que el interior, además de los huesos de San Ildefonso, se encontraran elementos posteriores a su fallecimiento, evidencia que con el paso de los siglos hubo constancia de su existencia y se fueron implementando elementos de cronología posterior.

Sin embargo, los expertos hasta ahora habían indicado que sólo había constancia de que sobre el cuerpo de San Ildefonso se habían realizado tres donaciones de reliquias: el dedo índice, un hueso de un brazo y una vértebra, por lo que este nuevo descubrimiento arroja nuevos datos acerca de la suerte que corrieron los restos mortales del santo, una historia que parece un argumento de novela, tal y como señala la doctora en Historia María Tausiet en su libro ‘El dedo robado: reliquias imaginarias en la España Moderna’.

La aparición de la Virgen

Cuenta la historia que rodea al santo que, junto con otros diáconos, Ildefonso (Toledo, 607-667), descendiente de los reyes visigodos, acudió una noche del año 665 a cantar a una capilla himnos a la Virgen cuando un gran destello provocó el miedo entre sus acompañantes, pero él se quedó. La Virgen se le apareció y le hizo entrega de una casulla, un elemento al que también acompaña el mito. Tras su muerte, los restos mortales se instalaron en aquel templo, que hoy es la catedral de Toledo.

Al avance de las tropas musulmanas, como las reliquias de otros santos en el sur de la Península, los restos de San Ildefonso se trasladaron a la iglesia de San Pedro de Zamora, pero, con el paso de los años, se pierde el rastro del lugar exacto en el que fueron depositados. En el siglo XIII, un pastor viajó hasta ese templo zamorano para explicarle al clérigo, llamado Didaco, que San Ildefonso se le había aparecido en sueños y le había revelado en qué lugar se encontraba su cuerpo, pero el sacerdote lo tachó de loco.

Las partes del todo

Años después, bajo el reinado de Alfonso X, la iglesia de San Pedro de Zamora fue sometida a una profunda obra de reforma. Durante los trabajos se halló en el mismo lugar en el que había indicado el pastor el arca con los restos de San Ildefonso, en una caja cubierta por una piedra en la que se podía leer la inscripción ‘Patris Aldefonsis Episcopi Tuletani’. Gentes de todas partes de Zamora, León y Galicia peregrinaron hasta el lugar para observar y venerar los restos. Alguna teoría apunta en que en ese momento pudo ser cuando se trasladó, de momento sin explicación oficial, parte de los restos a la Iglesia del Mercado de León.

En los siglos posteriores hasta el XX, Toledo reclamó en varias ocasiones que los restos de San Ildefonso se trasladaran al lugar de origen. Así, existe constancia de que se desprendiera del cuerpo un dedo, que se trasladó a la iglesia del pueblo zamorano de Torregamones, en 1496. En 1674, Juan Astorga del Castillo, obispo de Zamora, entregó a  Toledo un fragmento del brazo derecho y, en 1990, el entonces obispo de Zamora, Eduardo Poveda, cedió una vértebra al cardenal Marcelo González.

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