Semana Santa
SEMANA SANTA
Fervor y pasión en familia
Eduardo de Paz, abad honorario de las Siete Palabras, se enorgullece cómo sus tres hijos y sus seis nietos viven con el mismo fervor un tiempo cosido a su piel
A. Cubillas / @And_Cubillas
02/04/2015 (22:00 horas)
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Eduardo de Paz es sinónimo de pasión, de fervor, de Semana Santa. Un tiempo santo que hoy sería entender sin hablar de este leonés. En su mirada aún se mantiene vivo el entusiasmo de aquel jovencísimo de 26 años que en septiembre de 1962, junto con familiares y amigos, fundaba la cofradía de las Siete Palabras.

53 años después comenta cuánto más hubiera ganado si en lugar de una cofradía hubiese fundado un partido. Pero no lo dice en serio. Eduardo no lo puede ocultar, lleva cosida en su piel la Semana Santa leonesa desde que era un niño.

“La Semana Santa es algo que llevo dentro desde que era niño cuando mi tío, abad de Jesús Nazareno, me llevaba a procesionar. Por eso digo que una las mames y otras las críe”.

Fiel y devoto amante de este tiempo santo, Eduardo vive con entusiasmo estos días. La emoción le embriaga con cada sonido de las bandas musicales que se entremezcla con el aroma a incienso que, ahora fuera de los pasos, el abad honorario de las Siete Palabras vive con la misma intensidad que cuando pujaba el paso de la Oración en el Huerto.

Pasión que corre por las venas de su familia. Las túnicas de terciopelo rojo envueltas por una capa negra y engalanada con el capillo blanco se han ido poco a poco multiplicando en su casa.

Eduardo y su mujer junto a cuatro de sus seis nietos, hermanos de las Siete Palabras. 

De generación en generación

Sus tres hijos le acompañan desde niños en las Siete Palabras como ahora hacen sus seis nietos. Jorge, Natalia, Paula e Irene, cuatro de ellos, no pueden ocultar la ilusión con la que esperan la Semana Santa que viven con el mismo fervor que su abuelo.

Y no es de extrañar que Eduardo presuma de nietos. No oculta su orgullo al ver a su Jorge junto a su padre pujar el Cristo de la Agonía, la imagen titular de la cofradía, o a Natalia, su nieta mayor, se viste por primera vez de manola.

Su única asignatura pendiente: sus dos nueras y su mujer “No hay manera”, bromea Eduardo que, sin embargo, puede presumir de haber logrado que su yerno, malagueño por los cuatro costados, sea partícipe año tras año de la Pasión leonesa.

Una Semana Santa a la que, según Eduardo, únicamente le falta respeto y silencio, pero que en estos años ha mejorado, convirtiéndose en uno de las pasiones con más solera del país. Un tiempo que vive y siente como nadie Eduardo y que así se lo trasmite a su familia.

Semanasantero hasta la médula que ve con entusiasmo que la saga de las Siete Palabras está garantizado. 

Eduardo junto con sus nietos Jorge, Natalia, Paula e Irene. 

 

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