Opinión
OPINIÓN POR JUAN GARCÍA CAMPAL
Epístola de san Juan (Campal) a un insigne bañezano o… ¡Aleluya, aleluya, al fin un contestatario!
¡Ah, maestro Polo!, recién, al leerte, me acabo de explicar las reiteradas llamadas de nuestro nunca bien ponderado Director esta mañana, en tiempo ajeno, que no me pertenece dada mi condición profesional pública.
04/09/2013
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DEL CUADERNO CASI DIARIO

Pero ahora, ahora que la controversia está servida, sepa, maestro, cómo, presto a darle cumplida contestación, estoy al teclado: sonrisa en boca, con el propio humor, no prestado, reinante –con permiso y perdón- bueno, tirando a muy bueno, la admiración por usted presente, al igual que el respeto y, éste, aún mayor por la verdad; la ironía dispuesta y el personal gusto por la polémica, irrenunciable.  

Ya ves, maestro, yo no tuve lector, y aún menos lectora, que me soplase tu duda sobre mi falta de consideración o menosprecio, que ello es ningunear, hacia ti. O mejor, por fortuna, no tengo lectores, ni lectoras, que, o sea, como yo, vean en tus palabras, o concluyan de ellas, ninguneo alguno por mi parte. Toda una suerte, ahora que lo pienso.

Cierto es que tienes muchos lectores, me cuento entre ellos. Además, lo sé de buena fuente, amén de que lo digas tú mismo. Es indiscutible. Como igualmente cierto es que eres el colaborador más constante y que más aportaciones ha hecho a este periódico en el que ambos colaboramos. También es indiscutible. 

Mas, permíteme que te lo diga, no eres el que tiene el mayor “palmarés”, lo lamento. Y no lo tienes, porque, que yo conozca, entre quienes aquí colaboramos no existe más competición que la que cada cual mantenga consigo mismo. No hay ningún “primus inter pares”. Pues la única prioridad que, estimo, todos tenemos, querido Polo, es la de la consolidación y desarrollo del periódico como referente informativo de la provincia. Ardua y cotidiana prioridad. Pero de ello mejor te hablan otras bocas.

Y esto, en fino, que gerencia, dirección y compañeros colaboradores me han escuchado que, si lo dicho es importante, lo es, para mí, por lo que ello representa para el mantenimiento, incremento y mejoramiento de los puestos de trabajo de quienes en el periódico encuentran donde ejercer ese derecho que, lamentablemente, se ha tornado en privilegio, el trabajo, el pan suyo de cada día. Cosa seria. Y más hoy en día.

Los demás estamos, porque queremos, a co-laborar, a ser co-laboradores que, como su propio nombre indica, es: “la persona que escribe “habitualmente” en un periódico sin pertenecer a la plantilla”: por gusto, por vocación, por divertimento, por hacernos oír, leer, por “matar el gusanillo”, por continuar haciendo de leonoticias.com un punto de encuentro, un cruce de caminos en libertad. Pero, sobre todo, por co-laborar. Toda una suerte que compartimos, amigo Polo.

No hay, querido Polo, co-laboradores alabados, ni laureados, a no ser, supongo, en la estimación que de cada uno de nosotros haga cada uno de los lectores que nos presta su tiempo y atención.

Sí hay ilusionados colaboradores, mucho más jóvenes que tú y que yo, comprometidos voluntaria y disciplinadamente a rendir su varia opinión con periodicidad semanal y a que ésta esté a disposición de los lectores desde primera hora de la mañana. Amor con amor se paga. Es una cuestión de organización del periódico acordada por la gerencia y dirección del mismo. Que coincida, o no, con el criterio que en su día, como un co-laborador más, aporté, es otra cosa, siempre modificable además. Es, en mi opinión, una cuestión de compromiso, hasta de respeto me atrevería a decir, con quienes sustentan el periódico, los lectores y, por ellos, los anunciantes que le confían su publicidad. De dónde va a haber “mandato legal” alguno. Como no hay “turiferario”, stricto sensu, alguno. A no ser, obviamente,  que, como mucho me temo, el contenido de nuestros artículos como humo, de incienso en este caso, se va. Pero para eso escribimos también, para impregnar, iluminar, levemente, no para fijar ni revelar verdades absolutas y permanentes.

No hay cielo, querido Polo, ni infierno, ni destierro, ni monsergas. ¡Entérate! Sí hay, mira por dónde, un sol que brilla, con la regularidad que le peta, para eso es astro rey, por el ecuador del periódico, un sol que entra, cuando quiere, por las ventanas que tenemos a la calle, y ese sol que ilumina con su estilo, con su ritmo, con su maestría, con su terrenal opinión, Maestro, eres tú, Polo Fuertes. “Mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento”.

No obstante todo lo anterior, amigo Polo, y ahora que convendrás conmigo, confío, en que todo denuncia-nte algo malmete siempre a mayores que la aparentemente bienintencionada denuncia -como a la que hoy tan juvenil e inocentemente has respondido- te hago una propuesta: ¿escotas conmigo para regalarle a nuestro común amigo y director la mejor versión de “Entre dos aguas” de Paco de Lucía? ¿O prefieres mejor agasajarlo con un equipamiento completo, manoplas incluidas, de futbolístico portero para que entrene y mejore su pericia en el despeje? ¡Balones fuera! Y otra: ya que tanto poder me supones, ¿por qué no me procuras convencer a mí y a los verdaderos responsables de este estado de cosas alrededor de un café, infusión, o, aún mejor, unas ancas de rana y un buen vino de León? ¿A que no hay… denunciante que lo sufrague? Ya sabes maestro, la teoría está muy bien, pero praxis, praxis.

Pero todo esto es mi subjetiva –somos sujetos, no objetos- opinión, la un colaborador, permanente aprendiz, más, algo contestario también, Leopoldo.

Que no nos falte tu luz, Maestro. Mis bendiciones y mucho más. Versos y párrafos.

Juanmaría García Campal

Cuaderno casi diario

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