Un acto que cada año reúne a cientos de leoneses y de visitantes, que acompañan en el recorrido a la sotadera y a las cantaderas, ataviadas con los ropajes típicos de la época. Después, ya en la seo, se produce el eterno debate entre el síndico, un representante del pueblo leonés, y el capitular, en representación del cabildo catedralicio.
En ese diálogo, uno y otro tratan de convencerse mutuamente de que las ofrendas que realiza el pueblo de León a la Virgen por haber intercedido en la abolición del deshonroso tributo se realizan “libre y voluntariamente”, mientras que la Iglesia sostiene que se llevan a cabo porque el pueblo se ve obligado.
En esta ocasión, el concejal de Cultura, Juan Pablo García Valadés, será el encargado de representar al pueblo leonés en esta tradición. Un papel que afronta con “mucha alegría” y sobre todo “con el orgullo de representar a la ciudad”, aunque también con un punto de “tensión” por su futuro enfrentamiento con un miembro del Cabildo ya experto en este tipo de duelos. No obstante asegura que “para bien o para mal es un acontecimiento que lo recuerdas para toda la vida”.