Opinión
OPINIÓN POR JUAN GARCÍA CAMPAL
Desvergüenzas marca España, o "Sicilia, 1920..."
Preguntándome, a la par que comienzo a escribir, si la realidad que percibo no será, en verdad, consecuencia de un daño cerebral aún no examinado, detectado y convenientemente diagnosticado, lo cierto es que cada vez que –confieso que no sin cierta esperanza o quizás ingenuidad- me dispongo a leer la prensa,...
19/07/2013
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DEL CUADERNO CASI DIARIO
... escuchar la radio o ver los noticiarios, por no perder el humor, o quizás por preparar la conciencia a lo que por más que sea habitual me niego a acostumbrarme, tal que Sophia Petrillo el entrañable personaje de “Las chicas de oro”, digo a modo de mantra: “Sicilia, 1920…”.

Así, con tan breve fórmula, uno pretende neutralizar los posibles aumentos de la tensión arterial, los nocivos efectos gástricos que las malas nuevas desvergüenzas del día le puedan producir. Uno tiene que ponerle humor a las cosas, en especial a las desvergüenzas marca España que cada día nos escupen desde arriba.

No sé a usted, pero a mí:

Desvergüenza me parece que un Presidente de gobierno, en una rueda de prensa con invitado, se salte el acuerdo de los medios de prensa y dé la palabra al compinchado para quien lleva la respuesta escrita, dispuesta para ser leída. Es de sainete este hombre y no digamos su comparsa.

Desvergüenza me parece que a estas alturas de la película -¿El silencio de los lobos?- la única posibilidad para poder escuchar explicaciones políticas sobre el tinglado económico de la financiación y sobresueldos del PP, y algo de debate político si es posible, sea presentar una moción de censura que se sabe perdida. Si no fuera por la existencia de ese señor que ahora va a su ritmo y sólo piensa en su recuperación, bien podría decir que habito una república, eso sí, bananera.

Desvergüenza me parece que, ahora, se nos pretenda vender a Luis Bárcenas como un sencillo empleado del Partido Popular cuando fue tesorero nacional del mismo y este cargo forma parte del Comité Ejecutivo Nacional, órgano de gobierno y administración del partido entre congresos (Artº 34.1 y 2, de sus estatutos) y como bien se puede constatar en su web (si funciona). Del resto de circunstancias (sueldo, despacho, pago de abogados y nota exculpatoria u acto de fe) nada digo.

Desvergüenza no, ignominia, me parece la utilización demagógica de los mejores sentimientos ciudadanos por parte de González Pons al afirmar que “el PP no es Bárcenas, es Miguel Ángel Blanco”. Hay que ser gran marca informática para concebir y soltar tales virus demagógicos. Ver para creer a dónde puede llegar alguno por no apearse de la rentable burra.

Desvergüenza me parece que el presidente de nuestro Tribunal Constitucional se pase por el forro de la toga la independencia judicial, diga lo que diga el meritorio y aplicado González Pons y el pie de la letra de la ley, que bastante dice. Ética y moralmente, titular de la presidencia y PP ha bombardeado desvergonzadamente una de las altas instituciones del Estado constitucional.

Tanta y tanta desvergüenza marca España veo a diario que, tal que “Sicilia, 1920…”, me hace, también cada día, ver más esta España suya, y como ya dije, no como un Estado social y democrático de Derecho, sino como un Estado deshecho –lo están deshaciendo- y de desecho. Eso sí, las vergüenzas patrias –trabajo, educación, sanidad, justicia, crédito…- continúan a su gusto y mi disgusto.

Marca España, vaya que si marca.

Juanmaría García Campal

Cuaderno casi diario

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