Opinión
OPINIÓN POR JUAN GARCÍA CAMPAL
De la semana y alguna de sus cosas
Días hay en que a uno le sacude el temporal de la vida, de las humanas cosas, alegrías, dones y tristezas y ha de detenerse a la orilla de la realidad, a templar el incandescente hierro del sentimiento,…
31/03/2014
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DEL CUADERNO CASI DIARIO

…a sujetar los encabritados caballos de la pasión, a buscar la mesura en las reacciones y su prioridad, pues no sería conveniente que, por nada, se pusiese el carro de la provocación delante de los seguros bueyes de la reflexión y el raciocinio.

Así, un día, el sábado, uno que contempló en directo por televisión (“streaming” en elpaistv y lasextatv) el acto final de la multitudinaria Marcha por la dignidad celebrada en Madrid el pasado día 22, y a la que dediqué mi colaboración de igual fecha, vio también como, lamentablemente, a su final iba apareciendo uno de sus apellidos, y en la peor de sus acepciones, calificando el término “batalla” –como que no existiese ya el vocablo escaramuza, o el de guerrilla, si se quiere dramatizar más la cosa, incluso calificándola como urbana-. Pero no, parece que lo de batalla campal da más fuerza aunque la cosa no sea en el campo y sí en las céntricas calles de capital del reino.

Y sí, vi tropelías por parte de grupos minoritarios de manifestantes, perturbadores, reventadores del cierto objetivo que la manifestación proclamaba y perseguía, pero también contemplé la desproporcionada reacción de algunos de los policías destinados a la salvaguarda de los derechos ciudadanos, que no otra es su función.

Arduo fue el debate en la red en los días posteriores. Arduo y, por lo general, carente de la mínima moderación –esa vieja y sectaria costumbre de dividir todo en bueno o malo, en blanco o negro, lejos de cualquier matiz, acaso gris, que nos una-. Qué duda cabe que en ambos lados, los miles de manifestantes y la numerosa fuerza de seguridad, hay personas que comparten mucho más de lo que se creen. Por eso me sentí aliviado cuando pude leer el artículo de Eloy Moreno titulado “Ella y él”

No obstante todo lo anterior, me parece a mí que tanto error y riesgo habido en la organización del dispositivo policial no es ajeno a las consideraciones hechas públicas por el Sindicato Unificado de Policía.

Demasiado tufo político y autoritario da el Ministerio del interior últimamente.  Demasiada servidumbre política se nota en algunos mandos policiales que se suponen profesionales de la cosa pública.

Y de eso ha de dar contestación este falaz gobierno que si bien cuenta con legitimación política –obtuvo los votos- no la tiene moral, pues no hace otra cosa que mentir y legislar contra los derechos e intereses de mayoría de la ciudadanía, esa que aún acostumbran, desde su atalaya, a llamar “la gente”.

Otro día, lunes, se fue en su silencio el expresidente Adolfo Suárez. 

...

Se fue el único falangista que en este país no dijo que él era “demócrata de toda la vida”, el único español proveniente de viejo régimen, la dictadura franquista, que no contó imaginadas batallitas; se fue el, servidor público, primero, el político, después, que supo arrancarle, por más que nos resistiéramos, la iniciativa de la ruptura democrática a la izquierda, principalmente al Partido, el Comunista de España.

...

y convirtiéndola en una reforma del franquismo aún reinante –quizás el primer eufemismo de la época-, hacer la ruptura democrática que se reivindicaba –amnistía general, legalización de todos los partidos y elecciones constituyentes-. A toro pasado todo son vaquillas, pero el morlaco no era de despreciar (metafórica consideración personal). Ojo con las nuevas lecturas de tanto ausente.

Sí, se fue un hombre que supo evolucionar, que evolucionó hacia posiciones democráticas y que jamás renegó, ni con un silencio, de su pasado. Sí, se fue un hombre, con el que en nada coincidí y al que incluso políticamente combatí, pero eso: un hombre.

A su muerte, esto es España, sus “Bruto(s)” convirtieron sus cuchillos en vergonzantes palabras de tardío reconocimiento, en intentos de arañar, para su propio beneficio, un poco del prestigio y de la lealtad que para con la ciudadanía tuvo, mantuvo y retuvo Adolfo Suárez y de lo que la mayoría de ellos no conocen tacto, sabor, ni aroma. ¡Panda de oportunistas!

Por lo demás, en los días de este León de nuevo tan eucarístico –seguimos así y también aquí va a haber sido (o a ser, que todo es ponerse) el primer Consejo de la Inquisición- habló, o se le fue el ardor ¿empresarial? por la boca, al oráculo de los patrones agrupados en circulo sobre… 

Mejor que repetir sus ocurrencias, citar a un sabio para sosegar el verbo y no gastar tiempo ni palabras en lo que no merece mínimo aprecio. Que ya lo decía Einstein: “la diferencia entre la estupidez y la genialidad es que la genialidad tiene límites”.

Mas lo peor no es lo leído, visto y escuchado –no vale por tanto la posterior comunicación de enmienda- del presidente del Circulo empresarial leonés, no. Lo peor, como ya otra vez dije, y también hablando del CEL -¿será crónico lo de estos…?-, lo sospechoso es que, como dijo Nicolás Boileau, “un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira”. Cómo si no entender el silencio de sus asociados, ¿como el silencio de los… dejémoslo en corderos, o como el silencio de los cómplices? Allá cada cual, pero que ninguno me venga con parabienes o críticas susurradas. La cara está, entre otras cosas, para darla.

Juanmaría García Campal

Cuaderno casi diario

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