Opinión
OPINIÓN POR DAVID FERNÁNDEZ
De ilusiones vive el tonto de los…
Parece que era ayer cuando estábamos durmiendo la mañana del primero de enero del año que ahora finaliza, ¿verdad? Haciendo honor al refranero patrio, el tiempo pasa volando. Vamos, que a alguno ya nos ha salido hasta un par de canas por mor de la progresión aritmética del calendario y no por ningún hecho que tenga que ver con el mimetismo con las estampas blanquecinas tan típicas de la navidad.
31/12/2013
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EL PODER DE LA PALABRA

Acaba, pues, el año trece del tercer milenio de nuestra era con más aspectos negativos que positivos para la mayor parte de los ciudadanos aunque, según las palabras de Rajoy y de los medios-voceros, dentro de doce meses estaremos mucho mejor. Básicamente, los ciudadanos tenemos dos opciones: hacer un acto de fe y creerles obviando la realidad inmisericorde de la mayor parte de ciudadanos y familias españolas o haber espabilado ya y no creerse ni media palabra porque ni él mismo sabe lo que sucederá dentro de un año. Dependiendo de la opción que se elija, el garrotazo propinado por la realidad allá por las uvas de 2014 será mayor o menor, ya que, si bien es cierto que predecir lo que sucederá de aquí a un año es, cuanto menos, aventurado, los síntomas indican que la recuperación mencionada se basa más en actos de fe y positivismo que en realidades objetivas. A pesar de todo, y porque pedir casi siempre es gratis, pidámosle al próximo año algunas cosillas. 

Pidamos en primer lugar que el actual Gobierno de España sufra una catarsis y comience a defender los derechos de los ciudadanos con políticas que de verdad reduzcan el gasto no productivo, es decir, el vinculado al mundo burocrático y político, y dejen de cargar sobre las espaldas de la población de este país los desmanes y desfalcos de dinero público que hoy aún se siguen produciendo. Un buen punto de partida sería liquidar el actual sistema de diecisiete autonomías que no son más que diecisiete reinos de taifas con sus reyezuelos y pesebreros que empobrecen cada día más a los ciudadanos de este país y no reportan nada útil excepto la creación de desigualdades y confrontaciones entre ciudadanos de una misma nación.

Podemos continuar con la petición de que el mismo Gobierno de España pare su política de mirar para otro lado ante las jornadas de puertas abiertas en las cárceles españolas para terroristas sanguinarios y violadores y comience a honrar de verdad la memoria de quienes fueron asesinados como consecuencia de la acción de estos bárbaros. Dijo Kennedy en su día: "A una nación se la conoce por los hombres que produce, pero también por los hombres a quienes honra". Pues bien, en este país hemos tenido siempre la mala costumbre de dejar de lado la memoria de quienes se han sacrificado por nuestro país. Ahora, además de eso, se permite que los coleguitas de los asesinos griten a sus víctimas en plena calle: “los nuestros en la calle y los vuestros en el hoyo”. La moralidad y la ética de una sociedad son fundamentales en su desarrollo, también en el económico. Y aquí adolecemos bastante de ellas. 

También se me ocurre, ya en un plano más local, que León, ciudad y provincia, tengan alguna alternativa de futuro. Aunque solo sea una. No podemos dejar pasar más tiempo, ni ciudadanos ni, sobre todo, gobernantes, sin poner remedio al final que se cierne sobre esta tierra que no es otro que el de ser un ancianatorio al aire libre. Eso sí, muy bonito y con variedad paisajística, pero sin la vida que da la población en edad de trabajar, de crear, de generar ideas, de consumir…. Se puede empezar por una apuesta decidida por la atracción de turistas nacionales y extranjeros, sobre todo asiáticos, mediante la creación de una estrategia común y concienzuda, aprovechando una infraestructura tan importante como el aeropuerto, para el que aún espero el día en que sea visto por administraciones y ciudadanos como una puerta de llegada y no como una de salida. No me olvido del sector industrial, fundamental y básico para sostener el sector servicios y generador único de valor añadido, es decir, de riqueza.

Quizás sean demasiadas peticiones, o más bien, pocas pero de un calado trascendental. Quizás sea pedir peras al olmo, o más bien a los alcornoques. Quizás, al fin y al cabo, sean ilusiones…. Independientemente de todo ello, y por encima de todo, mi mayor deseo para el año que entra es que después de que arranquemos otras doce hojas del calendario del 2014, todos nos encontremos en este punto de reunión virtual.

Lo dicho, mis mejores deseos para todos vosotros.

David Fernández Menéndez

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