Opinión
OPINIÓN POR DAVID FERNÁNDEZ
De ciudadanos, asesores y enchufados varios
Realmente estoy ilusionado ante la propuesta que está realizando el máximo dirigente del partido Ciudadanos, que tanto auge y apoyo está recabando entre los ciudadanos de Cataluña. Indagando un poco más sobre el manifiesto que han publicado, la manera de hacer política de sus representantes y algunas intervenciones de Albert Rivera en el Parlamento de Cataluña, uno llega a la conclusión que...
12/11/2013
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EL PODER DE LA PALABRA

... es lo más parecido a la reconversión y la reforma que este país necesita. Su mensaje claro, inequívoco y contundente sobre algunas cuestiones trascendentales donde otros dan la callada por respuesta, especulan según el territorio donde realizan la declaración o afirman una cosa mientras por detrás intentan acallar a los levantiscos con dinero, les ha hecho merecedores de un importante crecimiento en Cataluña y en el resto de España. 

Llama la atención este Movimiento Ciudadano, al que se puede acceder fácilmente en internet, en el fin de semana donde los dos grandes partidos, PP y PSOE, han celebrado dos importantes reuniones nacionales que han servido para que ambos líderes lancen su mensajito de telediario y para demostrar una voluntad inequívoca de no cambiar este sistema que empobrece al ciudadano y enriquece cada día más a la casta política.

Podemos establecer comparaciones que deberían hacer que estos partidos (PSOE, PP, CIU, IU, etc.) no volvieran a recibir un solo voto de ningún ciudadano con dignidad y sentido común, salvo aquellos que coman de la casta política, que, por cierto, son muchos. La gente que vive del momio, es decir: políticos, politicuchos, asesores, coordinadores, asesores del asesor, enchufados y cuantos nombres le puedan venir a la imaginación de usted asciende a 145.000. Representarían un tercio de todos los empleados de las empresas del IBEX35, es decir, las treinta y cinco mayores de España. Pero no solo eso, en esta época de crecimiento incontrolable de desempleo, de amputaciones de derechos laborales y sociales, el número de este grupo de privilegiados ha crecido en 11.900 personas. ¡Toma ya! Desconcertante y asquerosamente repugnante, ¿verdad? Además, pueden quedarse tranquilos, no sé si sobre su porvenir laboral pero sí por el de esta gente, porque sus sueldos medios son bastante más elevados que los del españolito medio. Más indignante es aún que la mayoría de estos 145.000 privilegiados sean cargos nombrados a dedo. Aunque las estadísticas no quieren ser facilitadas por la administración pública, se calcula en unos 39.500 asesores, coordinadores, y cargos similares. Estas cifras son conservadoras, es decir, probablemente habrá más de estos. ¿Cómo se quedan? Usted, jubilado, teniendo que cobrar 600 euritos al mes después de una dura vida de trabajo para que unos pocos se peguen la vidorra. O tú, joven español, que tienes que levantarte cada día sin ningún sitio en el que poder desarrollar una actividad con la que ganarte el pan, ¿cómo te quedas?

Todo esto obedece al sistema establecido en la transición española, en la que los partidos políticos y los sindicatos secuestraron la democracia con la creación de un sistema de dependencia de ellos de buena parte de la sociedad. Ahí están ejemplos como los anteriormente mencionados, o el escándalo de los ERE del Andalucía, donde muchos e importantes sindicalistas y cargos socialistas están metidos hasta las trancas en un expolio como nunca se vio en España. A día de hoy creo que ya no queda ninguno en la cárcel. Todos ellos ya han salido después de pagar las millonarias fianzas. 

Esto es como un círculo vicioso cerrado. Mirad, recorred el círculo conmigo: creamos un sistema de listas en la que los partidos decidan quienes son las personas entre las que van a poder elegir los ciudadanos, luego no hacemos circunscripciones de único diputado, luego establecemos un sistema caciquil de dependencia de una gran parte de la sociedad a través de empleos creando una maraña de administraciones en el país donde colocarles, y por último, supeditamos el poder judicial a los poderes de los partidos políticos estableciendo a los políticos como responsables de nombrar a los miembros de los más importantes tribunales de este país. A esto le ponemos la guinda con la dependencia de la inmensa mayoría de los medios de comunicación de la subvención pública de turno y, he aquí el sistema de casta política de España que nos ha llevado a la miseria y ha hipotecado a esta y a la siguiente generación de españoles.

Muchos de los pertenecientes a esta casta tacharán esta crítica de populismo. Es su única arma de defensa y justificación: el intento continuo de crear el síndrome de Estocolmo en la sociedad española sobre la que gobiernan, esto es, hacernos pensar que no hay ninguna otra manera de gestionar que no sea la que ellos han decidido y ningún otro partido o grupo de personas, que no sean ellos, con capacidad para hacerlo. Poco menos que detrás de ellos solo se encuentra el vacío. ¡Y no es así! Tenemos varios países a nuestro alrededor que llevan décadas, siglos, haciendo de la gestión pública la más limpia y digna de las gestiones y de los políticos que la hacen una exigencia de máxima pulcritud por parte de la sociedad que les elige. 

¡Claro que tiene que haber políticos, diputados, alcaldes, concejales, incluso equipos de asesores! En su justa medida y quitando los cargos públicos, los cuales deben estar abiertos a todos aquellos que se quieran presentar, el resto de personas asalariadas de la administración pública deberían tener una hoja de méritos elevada y correspondiente al cargo que desempeñarán e, incluso, la obligación de haber desempeñado un trabajo fuera de la política. Así evitaríamos generar verdaderos animales y vividores de la cosa pública. Esto, por desgracia, no pasa casi nunca.

Bien, por hoy creo que ya ha sido suficiente. Ahora, cuando lleguéis a casa a comer o a cenar, poned el telediario, si es que aún gustáis de querer escuchar a esta gente, y escuchad a Rubalcaba diciendo que el PSOE ha vuelto y que, de paso, él también se queda un poquito más. O, escuchad a Montoro y Rajoy diciendo que la crisis está acabándose. O al gerente del PP de Castilla la Mancha afirmando ante el juez que el firmó un recibí de 200,000 euros pero que en realidad no los recibió. O a la fiscalía de Baleares tratando por todos los medios de que no se impute a la Infanta Cristina en el caso Noos a pesar de las pruebas documentadas en algunos periódicos. Y así sucesivamente… ¡Feliz digestión! 

David Fernández Menéndez

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