Reportajes
REPORTAJE
Aquel Jueves Santo de 1978 cuando Genarín resucitó tras 20 años de silencio
La prohibición del Entierro de Genarín tuvo apartado al pellejero y a sus discípulos de las calles durante más de 20 años hasta 1978, cuando volvió para quedarse
Daniel San Juan/@dasajuga
16/04/2014 (17:00 horas)
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La celebración del Entierro de Genarín en los últimos años siempre ha estado en entredicho, sea porque se rumorea que la van a prohibir, o porque no hay dinero suficiente para que se celebre. Sin embargo, pocos saben que la celebración estuvo prohibida durante prácticamente 20 años, y muchos menos conocen los motivos que la llevaron a desaparecer.

De todos es bien conocida la historia del pellejero leonés que encontró su aciago final en uno de los cubos de la muralla de León atropellado por el camión de la basura en la noche de Jueves Santo hace ya 85 años.

También es conocido como cuatro 'evangelistas' iniciaron su particular procesión para que el espíritu de Jenaro Blanco Blanco (o Genaro), mayormente conocido como Genarín, no quedase en un rincón apartado del olvido un año después de la muerte de este pícaro leonés.

Sin embargo, no muchos saben que ocurrió para que la procesión de Genarín despareciese durante poco más de dos décadas, hasta que, con la democracia, la fiesta fue recuperada del olvido en el que precisamente los 'evangelistas' no querían que cayese.

Muchos pensarán que fue la ferrea doctrina franquista quien la prohibió al considerarla 'herética' al caer en unas fechas ya cargadas de procesiones, religiosas todas ellas. Pero, a pesar de que ello influyó, no fue la única razón que llevo al pellejero y a su séquito a desaparecer y, finalmente, a resucitar 20 años después.

A la izquierda con sombrero Francisco Pérez Herrero, a su lado con gafas Eulogio el taxista, a su lado Nicolas el "Porreto" y a la derecha con sombrero, Luis Rico.

1957, el año fatídico para Genarín

Mientras que en 1930, primer aniversario de la muerte de Genarín, solo participaron en su procesión los cuatro 'evangelistas', Francisco Pérez Herrero, Eulogio el teaxista, Nicolás el "Porreto" y Luis Rico, y una decena de amigos y allegados, a lo largo de los años se fue sumando más y más gente a esta peculiar celebración que daba otro toque a la Semana Santa leonesa.

Dando ya sus últimos coletazos la decada de los 50, concretamente en 1957, casi 5.000 personas se congregaron para rendir su particular homenaje al pellejero en la noche de Jueves Santo, en una ciudad que de aquellas apenas alcanzaba las 60.000 personas.

Durante su desfile por las calles leonesas, a la altura de la Catedral, se cruzaron con la procesión religiosa, integrada por dos centenares de canónigos y papones, algo que no sentó bien al Obispado, que ya llevaba años pidiendo la prohibición de Genarín.

Por si fuera poco, al día siguiente, en el desaparecido diario 'Proa' apareció un artículo firmado por Carmelo Hernández Moro, más conocido como "Lamparilla ", y que bajo el título de 'Entre curdas y gamberros', criticaba la procesión y a sus participantes.
 

Artículo de "Lamparilla" en el que critica la celebración del Entierro de Genarín.

La prohibición definitiva

El artículo de "Lamparilla", unido a las presiones del Obispado y de parte de la sociedad leonesa hicieron que el gobernador civil de León, Luís Rementería, llamase a su despacho a Francisco Pérez Herrero para tratar el asunto.

Lejos de lo que pueda parecer, en esa reunión el gobernador civil no trato la prohibición de Genarín, sino que su intención era mantenerla, eso sí, con un cambio de fechas para que no coincidiese con la Semana Santa.

Con esta propuesta bajo el brazo, Pérez Herrero la trasladó al resto de 'evangelistas' y miembros de la cofradía, que decidieron por unanimidad negarse a un cambio de fecha.

Ante esta decisión, el gobernador civil determinó prohibir la celebración de allí en adelante. A pesar de todo, muchos discípulos se congregaron de nuevo al año siguiente para honrar a su patrón, pero en un debate entre los miembros de la cofradía, los 'evangelistas' decidieron suspender temporalmente el entierro, a la espera de tiempos más propicios, que llegarían en 1978.

Documento enviado por el gobernador civil de León, Luís Rementería, a Pérez Herrero.

Francisco Pérez Herrero en la procesión de Genarín de 1978, la primera tras la prohibición.

 

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