Borrar

A Telefónica le sienta bien el relevo de Alierta

La cotización de la acción repuntó tras el anuncio y cerró con una subida del 1,48%

Amparo Estrada

Martes, 29 de marzo 2016, 14:45

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El anuncio del relevo de César Alierta al frente de Telefónica por su número dos, José María Álvarez Pallete, le ha sentado bien a la cotización de la compañía. La acción se ha revalorizado un 1,48% -frente a una subida del 0,21% del índice general-. Justo antes de conocerse la noticia estaba cayendo un 0,4%. Telefónica es la tercera empresa del Ibex por valor bursátil: 47.441 millones de euros, sólo por detrás de Inditex (92.367 millones) y Banco Santander (57.216 millones de euros). La operadora de telecomunicaciones cuenta con 322 millones de clientes en 20 países y el 74% de sus ingresos proceden de fuera de España.

César Alierta, que cumplirá 71 años en mayo, ha estado más de quince años como presidente ejecutivo de Telefónica. Aunque no se esperaba justo en este momento su relevo, fuentes de la empresa reconocen que ya estaba planificada la sustitución. En 2014, se anuló el blindaje del presidente y se sustituyó por una aportación única al plan de pensiones de 35,5 millones de euros.

La sustitución se planteará el próximo 8 de abril en un Consejo de Administración extraordinario. El nuevo presidente lleva más de tres años como consejero delegado, pero forma parte de la cúpula directiva desde hace 17 años. Alierta considera a Álvarez-Pallete el más preparado para afrontar la revolución digital. Su perfil profesional está claramente volcado a la innovación y su misión es colocar a Telefónica con un liderazgo claro en el 'Internet de las cosas', ese futuro tan cercano donde todo estará conectado: las personas, los coches, las casas, los electrodomésticos, la ropa... Un mundo donde en 2020 habrá 50.000 millones de cosas conectadas, según los expertos.

Entre los principales desafíos para el nuevo presidente se encuentra también el cierre de la venta de su filial británica O2 -que lleva prácticamente un año sin poder materializar- en unas condiciones razonables y aceptables para el mercado. Por esta venta, Telefónica obtendrá cerca de 14.000 millones de euros, lo que le permitiría reducir su deuda que alcanza los 49.921 millones de euros al cierre de 2015, por encima de su valor bursátil. Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, subraya que esta venta es necesaria para reducir deuda e impulsar su plan estratégico. De ella depende que se reparta de manera íntegra el dividendo y que se amortice autocartera, lo que aumentaría la participación de los actuales accionistas en el beneficio.

No obstante, Telefónica no tiene un importante problema de deuda, explica Rodrigo García, analista de XTB. Es sostenible y asumible, sobre todo en un entorno de tipos de interés tan bajos, señala García.

Además, el mercado espera un replanteamiento estratégico de los negocios de la compañía tanto geográfico como por sectores. Bajo la presidencia de Alierta se acrecentó la diversificación internacional de la empresa de telecomunicaciones, que ahora tiene una relevante presencia en Latinoamérica -de donde procede más de la mitad de sus ingresos-, con la compra de Vivo en Brasil y de diez compañías en la región a la estadounidense BellSouth. La compra de O2 le permitió entrar en Reino Unido, Irlanda y Alemania. Pero la crisis económica y su elevada deuda le obligó a abandonar algunos mercados como Irlanda, Italia, Portugal y ahora quiere hacer lo mismo con Reino Unido mediante la venta de O2. Álvarez-Pallete tendrá que decidir qué hacer en Alemania -donde sólo está presente en el negocio móvil, por lo que no puede competir en ofertas fijo-móvil-, aunque obtiene el 16,7% de los ingresos- y en México.

En mayo de 2012, César Alierta tomo una de las decisiones más difíciles para una compañía: la suspensión del dividendo durante un año -cuando estaba abonando 1,5 euros por título- con el fin de reforzar la posición financiera de la compañía. En la última presentación de resultados, Alierta prometió que el dividendo actual de 0,75 euros por acción se mantendría durante diez años. Sin embargo, no todos los analistas confían en que se pueda conseguir. Un informe de Bank of America Merril Lynch en enero advertía de que la empresa no iba a generar la caja suficiente para ello y exponía las dificultades en la evolución de los ingresos en España, el menor crecimiento en Alemania y las incertidumbres en Brasil. El efecto del tipo de cambio puede provocar, según Merrill Lynch, una reducción del 5% en el beneficio operativo. Telefónica espera que los ingresos crezcan más del 4% este año, excluyendo el tipo de cambio, y que se estabilice el beneficio operativo respecto a 2015. Rodrigo García, de XTB, cree que sí generará caja suficiente para pagar el dividendo, pero matiza que el nuevo presidente no está obligado a hacerlo y podría ser más conservador y optar por utilizar ese beneficio para fortalecer la compañía o para financiar el crecimiento. Para Javier Flores, analista de Asinver, Telefónica está ofertando dividendo para hacer atractiva a la compañía, que no está en su mejor momento, y retener al accionista. Con la cotización actual de Telefónica (9,86 euros por acción), un dividendo de 0,75 euros representa una rentabilidad del 7,6%, una de las más altas. Flores advierte que la compañía ha perdido el paso en los últimos años y que, si no recupera el liderazgo en la etapa que se abre de consolidación internacional, Telefónica podría acabar siendo comida por alguien. A este escenario de fusiones tanto a nivel europeo como mundial es al que se enfrenta Pallete para el que no caben soluciones cosméticas como la creación de divisiones.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios