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Garbiñe Muguruza celebra la victoria. Reuters
Muguruza pasea su condición de campeona en La Catedral
Primera ronda

Muguruza pasea su condición de campeona en La Catedral

La española estrenó la vitola de vigente campeona de Wimbledon con una contundente victoria ante la local Naomi Broady

Manuel Sánchez

Londres

Martes, 3 de julio 2018, 09:28

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Las tradiciones se suceden en Wimbledon a cada rincón que atesora su historia. Las fresas con nata, el color blanco en pista, ver a los británicos en la colina 'Henman' y las flores que rodean todo el recinto. Todas especiales, pero solo existe una, que se reserva a quienes levantaron la copa 365 días atrás. El privilegio de abrir la pista central. De dar el pistoletazo de salida a la acción en 'La Catedral'. Este lunes, Roger Federer, ocho veces campeón en el All England Club, fue el encargado de hacerlo como vigente campeón del cuadro individual, mientras que el honor de iniciar este martes recayó en los hombros de Garbiñe Muguruza, triunfadora el año pasado al vencer a la estadounidense Venus Williams y ya en segunda ronda del tercer Grand Slam de la temporada tras vencer por 6-2 y 7-5 a Naomi Broady.

Vestida de punta en blanco, como requiere la organización, y con algunos detalles rojos en su uniforme, la española saltó a una pista central con algunos huecos en la grada y que en estos primeros días de competición aún refleja el verde sólido del tapete, algo que se irá perdiendo según pasen los días y los jugadores dejen su huella.

La rival parecía propicia para un arranque cómodo. Naomi Broady, británica e invitada por la organización, colocada más allá del número 100 del mundo y conocida por Muguruza por su etapa en los ITF, paso previo a la WTA. Sus armas, un servicio espigado, el calor del público y el no tener nada que perder en el escenario más grande para ella.

Se achicó un poco al principio y fue la española la que tomó el mando del viaje. Muguruza tiró bastante de fondo y no en la red, quizás encogida por la presión de la pista central, y cogió una ventaja de 2-0 que fue vital para controlar el partido desde el inicio.

Tampoco el público apretaba en exceso, Broady no es Johanna Konta o Andy Murray, el público le apoya sí, pero lejos de la furia que desatan los mejores y por los que la famosa colina de Wimbledon ya estaba llena a primera hora de este martes.

Broady fue ganando en entereza, pero Muguruza estuvo excelsa al servicio y no permitió que la británica tuviese opción de rotura, antes de las dos primeras bolas de set que llegaron en el octavo juego. A la segunda, Muguruza amarró el primer parcial y pareció templar unos nervios que reverdecieron con la entrada del segundo set.

Pese a que su casillero final de errores solo marcó diez no forzados, lo cierto es que Muguruza no tuvo fácil inclinar a la británica en el ocaso del encuentro. La española trató de atacar el revés de Broady, claramente su punto más débil. Tanto por la estética del mismo, alejada de la elasticidad del de la extenista belga Justine Henin o del de la española Carla Suárez, por ejemplo, si no también por la efectividad. Salvando algún destello aislado, el revés de su rival no era un problema difícil de controlar para la número tres del mundo.

La impaciencia por terminar y la incapacidad de convertir los puntos de rotura (3 de 11), pusieron a Muguruza en un escenario en el que no podía permitirse fallar. Ambas solventaron, con mayor o menor dificultad sus servicios y la actual campeona, tras desperdiciar un punto de partido en el décimo juego, se asomó al desempate, lotería que la podría meter en el lío de un tercer set el primer día de trabajo.

Para suerte de Muguruza, los nervios también afloraron en la raqueta de Broady, quien concedió un 0-40 que ya no pudo levantar y que terminó con el partido sentenciado en casi una hora y media.

De este modo, llegó la octava victoria consecutiva de Muguruza en Wimbledon y la primera como vigente campeona. La pista central queda inaugurada por ella y ahora solo queda preguntar si esta será la primera vez de muchas en las que tenga que probar de primera mano el sabor del pasto de 'La Catedral'.

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