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Bartoli, antes y después.
De ganar Wimbledon a temer por su vida
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De ganar Wimbledon a temer por su vida

Tres años después de coronarse en el Grand Slam sobre hierba, Marion Bartoli ha perdido 25 kilogramos y no puede tocar ni el agua corriente ni aparatos electrónicos por un extraño virus

Javier Bragado

Jueves, 7 de julio 2016, 18:31

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A principios de año la antigua tenista Marion Bartoli parecía tan en forma como antes de retirarse. Incluso en un torneo para veteranos había remontado a Arantxa Sánchez Vicario uno de esos duelos de recuerdo. Pero en el verano de Wimbledon, el torneo que había ganado como profesional en 2013, la organización ha tenido que vetar a la francesa para disputar un partido de exhibición al comprobar su dramática pérdida de peso: 25 kilogramos menos.

Después de conocerse su exclusión por «razones médicas», las imágenes de la raquítica figura de la exdeportista conmocionaron al mundo de la raqueta y se dispararon las teorías sobre un trastorno alimenticios hasta que respondió la respuesta en un programa de televisión británico. «Hice tres viajes consecutivos a comienzos de febrero. Después de eso, fui a Miami y me empecé a sentir cada vez peor. Pasaban las semanas y mi cuerpo rechazaba cada vez más cosas. Los doctores dicen que tengo un virus que no consiguen identificar. Mi tratamiento comienza el lunes. Realmente quiero que la gente entienda que es terrible por lo que estoy pasando», explicó en la cadena ITV quien se había como número 7 del circuito en agosto de 2013 con ocho títulos individuales y casi diez millones de euros en premios.

Después de su adiós al circuito profesional, Bartoli se graduó en la escuela Saint Martins de Londres, se dedicaba a proyectos de diseño de zapatos y joyería y de vez en cuando regresaba a jugar en las pistas en que había triunfado. «Como sin gluten, sin azúcar, sin sal y tampoco consumo productos lácteos. Sólo como productos ecológicos, verduras cocinadas al vapor, ensaladas, pepinos», había explicado en junio en una entrevista en The Times.

El problema actual para Bartoli es que el increíble virus afecta a varios aspectos de su vida. «No puedo comer nada, sólo ensaladas orgánicas y pepino sin piel. No puedo entrar en contacto con aparatos eléctricos. No puedo tener contacto con agua del grifo, tengo que lavarme con agua mineral. No puedo ponerme joyas sin una mala reacción de la piel. No puedo estar en contacto con mi teléfono durante más de cinco minutos porque mi corazón empieza a bombear fuerte», describió quien en sus tiempos de jugadora solía pesar 63 kilogramos repartidos en sus 170 centímetros de altura y ha insistido en que no se trata de anorexia.

Los recientes análisis de sangre han revelado resultados nada buenos, según confesó a la revista Paris-Match un día antes. «Esto no es vida. Un virus pelea contra mi cuerpo. Simplemente estoy sobreviviendo y cada vez se va poniendo peor. No se lo deseo a nadie», reveló la francesa que tiene que coger con guantes su teléfono móvil. A pesar de las incógnitas, empezará un tratamiento en Italia la próxima semana sólo tres años después de haber tocado el cielo con la raqueta. No obstante, Bartoli, hija de un doctor y de una enfermera, reconoció que con 31 años afronta la situación con preocupación: «Es una pesadilla. Sí, por supuesto, temo por mi vida. Quién sabe si un día mi corazón puede pararse».

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