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Carlos Sainz celebra su victoria en el Rally Dakar.

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Carlos Sainz celebra su victoria en el Rally Dakar. Nicolás Aguilera (Efe)
Dakar

Carlos Sainz, bicampeón del Dakar

El español confirma su victoria en la categoría de coches, tras cinco ediciones consecutivas abandonando, con una gran fiesta en Córdoba (Argentina)

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

MADRID

Sábado, 20 de enero 2018

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Decía Carlos Sainz en la entrevista previa al Dakar concedida a la agencia Colpisa que se sentía un afortunado del deporte español, más que una leyenda. Después de hacerse con su segundo rally Dakar, ha puesto un ladrillo más en el castillo que culmina su brillante trayectoria profesional. El piloto madrileño se hizo con la edición número 40 del raid más duro del mundo, después de un paseo triunfal por la ciudad argentina de Córdoba, que recibió a los héroes que han recorrido los desiertos, montañas, caminos y pasos de Perú, Bolivia y el propio país albiceleste en las últimas dos semanas.

Sainz ha visto recompensado su excelsa actuación en este Dakar con una victoria que, hasta el último metro, no quiso celebrar. A sabiendas de la leyenda negra que, injustamente, le persigue alrededor de su suerte, no se mostró más eufórico de lo debido, ni siquiera cuando vio el viernes que Stepháne Peterhansel se hundía definitivamente y que Nasser Al-Attiyah estaba demasiado lejos como para arrebatarle la gloria. Sainz se sonreía para sus adentros, junto a quien ha sido sus ojos, oídos y conciencia en estos días, su copiloto Lucas Cruz. Pero nada de vender la piel del oso antes de cazarla.

Aunque en la última jornada casi nunca ocurre nada, nadie quería celebrar. La salida, realizada en orden inverso para darle más emoción, dejó para el final de la jornada la llegada de los favoritos. Carlos Sainz, evidentemente, no arriesgó nada, pero no le cabía el corazón en el pecho. Un pequeño fallo, una avería, una fuga de lo que fuera… Y la ilusión, los fantasmas y las viejas chanzas y bromas se cernirían sobre él de nuevo. A sus casi 56 años no estaba dispuesto a que pasara nada, así que no forzó lo más mínimo. En el primer punto de control pasó con el décimo tiempo, en el segundo con el noveno y en el tercero lo mismo, con lo que entró a 3’19’’ en la meta.

Entonces sí. En el momento en el que entró en la meta de Córdoba, gritó dentro del habitáculo del Peugeot 3008DKR y se abrazó con Lucas Cruz. Ocho años después de convertirse en el primer piloto de la historia del deporte español en ganar el Dakar, después de cinco ediciones consecutivs quedándose tirado ora en un socavón, ora en una cuneta, ora volcado por una piedra, el ‘Matador’ ha levantado su segundo ‘touareg’.

El futuro para él es incierto. No le queda mucho de carrera, él mismo lo admite, pero se ha ganado a pulso ser él quien decida cuándo irse. Quien se va sin que le echen, vuelve sin que le llamen, y convertirse por méritos propios en uno de los mejores deportistas de su especialidad de la historia le ha valido ser considerado una figura legendaria tanto dentro de las fronteras de España, tantas veces injusto con sus ídolos, como fuera. Por ello, pese a que Peugeot deje el mundo de los raids, a Sainz no le faltarán asientos para seguir compitiendo hasta que él quiera.

Sainz y Cruz se llevaron la gloria en la categoría de coches, por delante de Nasser Al-Attiyah (tercero de la etapa) y Giniel de Villiers (último ganador). La delegación española puede estar satisfecha. Isidre Esteve acabó vigésimo primero con el Sodicars adaptado, el novato Óscar Fuertes finalizó en su debut en el raid el puesto 31 y Cristina Gutiérrez logró finalizar su segundo Dakar en la trigésimo octava plaza, dando un paso más para las mujeres en pos de la igualdad en el motor, y después de una competición especialmente dura para la burgalesa.

España, sin podio en motos

En la categoría de motos, Matthias Walkner confirmó su victoria pese al arreón final del salteño Kevin Benavides. El austriaco contemporizó lo justo y necesario para no llevarse ningún susto, mientras el argentino le recortaba poco más de 5 minutos y medio en el último día. Insuficiente, toda vez que al final ha sido más de un cuarto de hora el que ha tenido de ventaja el de KTM, una marca que aumenta aún más su leyenda en el raid, con 17 victorias consecutivas.

Aunque los españoles no han podido repetir podio, ya que la ausencia de Joan Barreda ha pesado mucho, en términos generales la delegación de motards nacionales puede sentirse orgullosa. Siete españoles han acabado entre los 15 primeros: Gerard Farrés (quinto en su retirada de las dos ruedas, con opciones de seguir en el Dakar en coches), Oriol Mena (mejor ‘rookie’ de esta edición, séptimo), Dani Oliveras (noveno), Joan Pedrero (undécimo), Laia Sanz (duodécima), Armand Monleón (decimocuarto) y Jonathan Barragán (decimoquinto). No ha sido la actuación esperada en términos absolutos, pero sí habla muy bien de la situación general de la competición.

En el resto de categorías, Eduard Nikolaev cumplió con las expectativas al ganar por tercera vez el Dakar en camiones (iguala a los legendarios Vladimir Chagin y Karel Loprais), mientras que en quads fue el chileno Ignacio Casale el que reeditó el título. En la categoría UTV, esos híbridos entre coches y quads, el ganador fue el brasileño Reinaldo Varela , con el español José Luis Pena en cuarta plaza de los seis competidores que acabaron.

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