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El polaco Jakub Kzewina celebra el récord del mundo del relevo. EFE
Polonia pulveriza el récord mundial del relevo 4x400
Mundial en pista cubierta

Polonia pulveriza el récord mundial del relevo 4x400

Krzewina arrebata el oro a Estados Unidos superando a Norwood en el último metro, en la carrera más rápida de la historia

MIGUEL OLMEDA

Domingo, 4 de marzo 2018, 20:51

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Para encontrar a un cuatrocentista polaco entre los más rápidos de la temporada hay que bajar hasta el número 34 de la lista oficial de la IAAF. Delante de Jakub Kzewina en el ranking mundial hay 21 atletas estadounidenses, entre ellos Fred Kerley, Michael Cherry, Aldrich Bailey Jr. y Vernon Norwood, los cuatro integrantes del relevo 'yanqui' en la final de Birmingham. Y sin embargo, Polonia tiene ahora en su palmarés la medalla de oro mundial del 4x400 y el honor de haber batido el récord del mundo en la carrera por el título.

Kerley había empezado liderando con claridad en la primera posta, una ventaja que mantuvieron después Cherry y también Bailey Jr. Los atletas polacos, Zalewski, Omelko y Krawczuk, aguantaron el tipo con más o menos margen, asegurando en cualquier caso la segunda plaza, pero sin perder de vista la primera. Estaban haciendo su carrera, rapidísima. Apuntaba a récord nacional, palabras mayores para un país que históricamente se ha manejado bien en el relevo, logrando una buena cantidad de medallas tanto bajo techo como al aire libre en campeonatos del mundo.

Lo que nadie esperaba es que en la última posta Kzewina remontara a Norwood con un último 100 espectacular que, además del oro, significó el récord mundial en pista cubierta para Polonia con una marca final de 3:01.77. Estados Unidos, con todos sus integrantes con la cara desencajada, tuvo que conformarse con la plata y la segunda mejor marca de todos los tiempos, 3:01.97. Casi medio segundo más tarde (3:02.51) cruzó la meta Kevin Borlée para darle el bronce a Bélgica, con plusmarca nacional incluida.

Estados Unidos sí que se llevó el oro en el relevo femenino, por delante precisamente de Polonia y de Ucrania, que entraron se subieron al podio por las descalificaciones de Jamaica y Gran Bretaña.

Etiopía siempre tiene la última palabra

Abebe Bikila fue el primer gran fondista africano. En los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 inauguró el medallero dorado del 'continente negro' ganando el maratón descalzo y se convirtió en un ídolo en Etiopía, abriendo una puerta que ya nunca más se cerraría para su país en el atletismo. Luego llegaron los Gebrselassie, Bekele y compañía e hicieron de Etiopía la principal potencia mundial de las largas distancias, un manantial de plusmarquistas, finalistas en grandes competiciones, campeones al fin y al cabo. Los dos últimos son Samuel Tefera y Yomif Kejelcha.

El primero, con apenas 18 años, ya puede presumir de ser campeón del mundo en pista cubierta en una prueba icónica como el 1.500. Salió una carrera inusualmente lenta, a ritmos incluso de rodaje en las primeras vueltas, de modo que la final terminó por convertirse en un 400 infernal. Las piernas frescas de Tefera, que esta misma temporada había conseguido el récord mundial de la distancia en categoría sub-20, impusieron su ley por delante del mediofondista polaco Marcin Lewandowski y del marroquí Abdelaati Iguider.

En el 3.000 masculino, Kejelcha es todo un veterano pese tratarse de un veinteañero. Ya en el Mundial de Portland en 2016 se llevó la medalla de oro, y en Birmingham, más consolidado, repitió título. Igual que en el 1.500 salió una carrera lentísima, en la que todo se decidió en el último 1.000. En esas seis vueltas los africanos 'volaron' hasta completar el tercer parcial en 2:22. El jovencísimo Selemon Barega (nació en el año 2000) se colgó la plata por delante del keniano Bethwell Birgen. Con la victoria de Kejelcha, Etiopía completó el pleno de oros en las cuatro carreras más largas del Mundial, después de que Genzebe Dibaba se hiciera con el doblete femenino.

Europa da un paso al frente

Ivana Spanovic lleva años siendo la mejor saltadora de longitud de Europa. Entre pista cubierta y aire libre cuenta con tres títulos continentales, pero siempre le faltaba dar un paso más allá. En Birmingham, después de tres bronces mundiales y una plata, por fin se proclamó campeona del mundo con un salto de 6.96 metros, imponiéndose a la histórica Brittney Reese, poseedora de siete medallas de oro en mundiales. Otro europeo como el británico Andrew Pozzi, campeón continental de las vallas cortas en pista cubierta, se rebeló contra el dominio estadounidense en el 60 vallas. Corrió una final casi perfecta en 6.46 segundos, aunque le benefició el tropiezo del favorito Jarred Eaton en la última valla para terminar con un tiempo de 6.47.

La burundesa Francine Niyonsaba reeditó su título mundial bajo techo en el 800, doblegando en un portentoso sprint final a la norteamericana Ajee Wilson. El también estadounidense Sam Kendricks sólo pudo llevarse la plata en la pértiga al no ser capaz de saltar por encima de 5.90 metros, donde había fijado el listón el francés Renaud Lavillenie.

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