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El francés Chritophe Lemaitre.
Lemaitre, la excepción blanca
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Lemaitre, la excepción blanca

El francés sube tercero al podio de los 200 metros, una especialidad dominada por atletas negros

J. G. P.

Viernes, 19 de agosto 2016, 07:46

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Los deportes tienen colores. Ver en la piscina a un medallista negro es noticia. Como que suba un velocista blanco a un podio de atletismo. El récord de Europa de los 200 metros lo tiene desde 1972 el italiano Pietro Mennea, con 19.72 y con la ayuda de la altitud de México. Nadie le ha dado relevo. En los Juegos de Sidney 2000, el griego Kenteris logró la medalla de oro. Mantiene ese título, aunque luego fue sancionado por dopaje. Kenteris era el último blanco veloz hasta que el francés Chritophe Lemaitre ha logrado el bronce en la final de los 200 metros, empatado a 20.12 con el británico Adam Gemili, de origen iraní y marroquí .

Lemaitre es un joven alto, rubio, guapo, nacido en Annecy, la Venecia de los Alpes. Un lugar perfecto. Pero no. Fue un calvario. Era un niño tímido, arrinconado. En una entrevista al diario LEquipe confesó que sufrirá para siempre las humillaciones que soportó en su colegio. «No tengo ningún buen recuerdo de aquella época». Era la diana habitual que elegían los matones de su clase para pasar el rato. La escuela, a veces, es una tortura que se soporta en silencio. Y que no se olvida. «El atletismo me salvó», contó el primer atleta blanco que bajó de 10 segundos en los 100 metros (9.98, el 9 de julio de 2010). «Sin el deporte mi vida habría sido muy triste. Es mi manera de tomarme la revancha por todo lo que me hicieron».

Empezó a competir con 15 años, en una fiesta del deporte celebrada en su pueblo. Le animaron a salir y ganó la prueba de 50 metros. Aquel fogonazo encendió una carrera espectacular: campeón del mundo juvenil de 200 metros y triple campeón europeo de 100, 200 y 4x100. El blanco más veloz del planeta. Correr es su manera de huir. «En la pista he vivido los mejores momentos de mi vida». De repente, el marginado de la clase era un estrella. Ídolo en Francia. Pero él tiene memoria. «Ahora vienen algunos de aquellos que me hacían la vida imposible y me hablan como si fueran mi amigos. No. No lo son. El atletismo ha sido mi manera de vengarme». Revancha de bronce.

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