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Tangana durante el último partido de España en El Molinón.
Gijón se prepara como si fuese un Madrid-Barça
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Gijón se prepara como si fuese un Madrid-Barça

Lopetegui eligió El Molinón para jugar ante Israel, de la que no se fía, ajeno a que pudiera ser una decisión polémica

Rodrigo Errasti Mendiguren

Miércoles, 22 de marzo 2017, 00:15

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«Es cierto que queríamos jugar en el norte y después de pensar diferentes sedes (tres), escogimos El Molinón. Reúne todas las condiciones que queremos y estamos convencidos de que la afición va a llenar el campo. También estamos convencidos de que el césped va a estar fenomenal», explicó Julen Lopetegui durante la presentación del España-Israel en El Molinón. Aquel día tanto el seleccionador como el presidente de la Federación Asturiana, Maximino Martínez, eludieron valorar la posibilidad de que se produjeran incidentes, toda vez que en Gijón está presente un grupo afín al Comité Nacional Palestino, 'Boicot, Desinversión y Sanciones' (BDS), que es contrario al gobierno de Israel y que ya protagonizó actos de protesta con motivo de la celebración en la ciudad de alguna actividad relacionada con este país.

La elección de Gijón fue por motivos deportivos y nadie en la Federación Española de Fútbol (FEF) cayó en que a inicios de 2016, en un pleno municipal, la ciudad se había pronunciado a favor del boicot a los productos y servicios que ofrece el Estado de Israel como respuesta, según los grupos políticos (PSOE, Izquierda Unida y Xixón Sí Puede) que apoyaron la medida, a «la vulneración de los derechos humanos de Israel en los territorios ocupados de Palestina». Otros grupos políticos, y diversos sectores de la sociedad, tachan de «antisemitismo» la idea del boicot al partido (20:45 horas), que curiosamente coincide en horario con el 'sabbat' judío al ser un viernes tras ponerse el sol.

Por todo ello, habrá medidas especiales que se adoptan en un partido de alto riesgo como los 'clásicos' de la Liga o duelos europeos con clubes que cuentan con aficionados violentos. El dispositivo de seguridad será alto, por lo que los aficionados -españoles y también los israelíes, que serán unos 300- deberán acudir con antelación para superar los diversos controles que habrá en un perímetro de seguridad más amplio que en otros encuentros de 'La Roja'. La delegación israelí sabe que la elección de Gijón fue casual y se produjo por un motivo deportivo, por lo que está «muy tranquila», aunque contarán con su habitual dispositivo de seguridad, que incluye a miembros del Mossad.

La embajada de Israel en Madrid lleva semanas tranquilizando a los interesados en acudir al partido, ya que la federación israelí les ha transmitido la misma sensación de que el encuentro tendrá un tono festivo. Al igual que la FEF, sólo están centrados en poder conseguir algún punto y poder brillar ante las principales estrellas españolas. El embajador israelí Daniel Kutner, de origen argentino, acudirá a El Molinón, como explicó a este medio cuando se conoció la ubicación del encuentro, tras solucionar unos problemas de agenda. «España como país, su Gobierno y su Parlamento están en contra del BDS. Nosotros no podemos elegir dónde jugar, no es nuestra decisión. España ha hecho bien eligiendo Gijón. El embajador viajará para ver el partido porque le interesa el fútbol, la situación, y la promoción de la amistad entre los dos países», apunta a este medio Hamutal Rogel, portavoz de la embajada de Israel en Madrid.

Centrados sólo en fútbol

Lopetegui dejó claro hace unas semanas en Gijón que lo único que le importaba era el nivel de su rival. «Es un equipo que está a un punto. Practica muy buen fútbol, ha crecido mucho, con buenos jugadores y propone cosas interesantes. Es vital y no será nada fácil», recordó antes de insistir en las redes sociales en que «el 24 de marzo tenemos una cita importante. Estadio y afición estarán a la altura para, entre todos, dar otro paso hacia el Mundial».

En la última visita, la que no cumplió con lo esperado fue 'La Roja'. Un empate inesperado ante Finlandia, por un postrero gol del exsevillista Pukki tras un dominio aplastante local obligó a la selección, vigente campeona de todo con Del Bosque, a viajar unos días después a Saint Denis con la obligación de ganar para lograr el liderato de su grupo y la clasificación para el Mundial de Brasil, ya que quedaban tres jornadas a priori sencillas.

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