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Keylor Navas, tras su error.
Keylor complica su futuro con un error garrafal
contracrónica

Keylor complica su futuro con un error garrafal

El costarricense se marcó un autogol en un balón que tenía controlado minutos después de una acción en la que debió ser expulsado

Rodrigo Errasti Mendiguren

Domingo, 12 de marzo 2017, 22:36

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Después de encajar tres goles de Las Palmas en su primer partido tras su fallo ante el Nápoles, el costarricense intuía una noche más tranquila que las pretéritas. Tras un buen arranque local, sacó un balón con los pies a Rubén y detuvo un intento de Sanabria muy centrado. Y entonces, en el minuto 21 llegó el primer sobresalto. Un balón a la espalda de su zaga puesto por Sanabria, un fuera de juego mal tirado y Brasanac corría hacia la portería esperando que la pelota terminase de botar para marcar el 0-1. El portero derribó al punta bético en la frontal del área. El estadio se quedó en silencio esperando si su patada doble, aunque es con la diestra con la que termina de tirar al serbio, era solo roja o el colegiado Mateu Lahoz le mostrase amarillas. Tras unos segundos de duda, en la que la pelota seguía en el campo, el trencilla valenciano, de modo sorprendente, no señaló ni falta. Víctor no se podía creer que le hubiese perdonado la roja.

Cuando aún los aficionados locales estaban comentando con sorpresa la resolución de la jugada, el guardameta madridista protagonizó dos minutos una acción desgraciada tras un disparo de Sanabria centrado que el mismo introdujo en su portería con la mano derecha al tratar de sujetar con sus guantes una bola que tenía en su estómago. Se escucharon los gritos de jugadores y aficionados sevillanos en un Bernabéu incrédulo ante lo que acaba de presenciar.

El primero en reaccionar fue el capitán, Sergio Ramos. Corrió a coger la pelota, que la había cogido Rubén Castro aún alucinado de que hubiese terminado en la red. Y de paso chocó su mano con el portero y aplaudió pidiendo apoyo.

"Hice un error, hay que aprender de los errores"

  • Keylor Navas reconoció tras el partido su error que supuso el 0-1. Cuando intenté atrapar el balón la postura en la que estaba no era la mejor y lo toqué con la mano derecha con la mala suerte de que lo metí. Yo intenté dejar atrás el error, quedaba mucho partido y sabía que tenía que seguir e intentar ayudar al equipo aunque lo que hice fue un error que tenía el equipo perdiendo. Son circunstancias en las que uno nunca se quiere ver pero hay que intentar aprender de los errores, explicó tras el duelo.

  • Además, explicó la acción más polémica del encuentro, cuando solo ante Brasanac le derribó al borde del área sin que fuese considerada falta por Mateu Lahoz. No tengo ninguna intención de derribarlo. Traté de despejar el balón con la cabeza y no pude evitar el choque. El árbitro vio que no era intencionado y por eso no me expulsó, apuntó el costarricense.

  • Sabe que sus últimos errores pueden complicar su futuro en el Real Madrid. No me siento indiscutible. Yo sé en el club donde estoy y aquí siempre van a tratar de traer a los mejores del mundo. Eso a la vez me motiva, dijo antes de explicar lo que sintió tras la parada final a Sanabria que evitó el 2-2. Estaba tranquilo porque había hecho bien mi trabajo. Para eso es por lo que trabajo y por lo que intento venir al estadio a dar lo mejor por todos mis compañeros y el cuerpo técnico y mi familia". El arquero 'tico' se siente querido y tras el final del partido sintió el apoyo de sus compañeros. "Somos un equipo muy unido. Todos me apoyan bastante todos y están conmigo. Ellos confían en mí y eso es lo que me compromete para seguir trabajando y que estas cosas no vuelvan a pasar", finalizó Navas.

El 'tico' se llevaba las manos a la cara, desesperado por ser el primer portero que se hace un autogol en esta Liga. El Bernabéu le pitaba. Nacho se dio cuenta y también le quiso animar desde la distancia. La situación era desconocida para muchos ya que solo tres porteros blancos (Cosme en 1953, Betancort -en dos ocasiones, 1965 y 1969- y Miguel Ángel en 1975) se anotaron un gol en su propia red.

El estadio, ya quemado con el portero porque falló contra el Nápoles en el 0-1 de los italianos al estar mal colocado cuando Insigne lanzó desde muy lejos, le silbó en las siguientes acciones hasta el descanso. Las más sonoras fueron antes de que Cristiano empatase tras un centro medido de Marcelo, que suma ya 7 asistencias de gol. Con ese tanto, Cristiano ya es el máximo goleador de la historia en el Santiago Bernabéu.

Peor promedio que Kiko

En una falta a favor del Betis antes del entreacto se vivió una situación extraña, ya que la grada verdiblanca tuvo un pequeño pique con el sector más cercano a su zona en la parte más alta del estadio. Se escucharon unos tímidos 'A segunda' disipados por una ocasión local para el 2-1 que no llegó antes del bocadillo. En esos minutos hubo muchos debates ya que Kiko Casilla ha respondido con acierto cuando ha jugado y cuenta con un mejor promedio de goles encajados. El catalán recibe uno cada 105 minutos (6 en 630') mientras que el costarricense sale a uno cada 80, ya que ha recibido 16 en 21 encuentros. Algunos de ellos evitables y en partidos clave. Especialmente recordado es el 2-1 final de Jovetic en el Sánchez Pizjuán.

En la segunda mitad la mayoría de los aficionados locales optaron por aplaudir al portero, que es sabido no cuenta con el apoyo de una cúpula madridista que lleva tiempo pensando que es mejor buscar un relevo al meta, mientras otros silbaban. Todo eso en un arranque de segunda parte en la que el Betis, más entero y con una presión eficaz, llegaba sin dificultad al área e incluso marró ocasiones claras abre un Real Madrid indolente que llegó a desesperar al Bernabéu.

Ramos aplaca los pitos

En la recta final la afición local pagó su frustración con Mateu Lahoz, que completó una actuación arbitral desafortunada con varios errores en jugadas importantes. Además de la acción con Keylor se le solicitó un penalti de Carvajal a Rubén Castro y señaló como fuera de juego una acción de Cristiano solo ante Adan que terminó con la bola en la red del meta visitante. Expulsó, por doble amarilla, a Piccini cuando Lucas Vázquez se iba directo hacia Adán en un contragolpe armado por Marcelo.

El Madrid, contra diez y con Asensio por un gris Isco, dejó muchos espacios detrás buscando una nueva remontada por medio de la cabeza de Sergio Ramos (cuyo nombre se coreó hasta tres veces por megafonía para que la afición gritase su apellido). En la prolongación realizó una parada a un cabezazo ajustado de Sanabria que repelió por la que se llevó una ovación cerrada del Bernabéu. Y varios abrazos de unos compañeros que saben que vivió una noche que le deja muy tocado de cara a su futuro en el Real Madrid.

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