Cuento de hadas
El Ademar realiza el partido soñado ante Granollers apoyados en una espectacular defensa encabezada por un sobresaliente Cupara que firmó un 52%
dani gonzález
Sábado, 16 de abril 2016, 22:52
Si Rafa Guijosa fuese guionista de cine, seguramente habría preparado un desenlace así para el vital partido ante Granollers. Y es que la palabra que mejor lo define es idílico. El Ademar superó 33-21 al conjunto vallesano en un choque en el que nada deslució en el cuadro leonés. Pero, si algo sobresalió fue un Vladimir Cupara que desesperó al ataque catalán apoyado, como no, por una defensa que rememoró sus mejores tardes de balonmano.
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Guijosa: «Ha sido el partido soñado»
Convencidos de la importancia del partido, los jugadores de Ademar salieron mentalizados de que un buen inicio de encuentro multiplicaba sus opciones de victoria. Dicho y hecho. La defensa, fiel metrónomo del estado físico y mental del conjunto marista, arrancó a un nivel altísimo ofreciendo, quizá los mejores minutos de la temporada. Cubriéndoles las espaldas estaba el muro de Belgrado, Vladimir Cupara, que finalizó con un 52% de acierto bajo palos. Este dato refleja que desesperó al ataque vallesano, sobre todo en los primeros diez minutos.
En ataque, el horizonte no era tan claro. Piñeiro salvaba los muebles de un ataque posicional que caía una y otra vez en la imprecisión y la precipitación. El pivote gallego, en estado de gracia, era la vía de escape para las ofensivas estáticas de los maristas, que encontraban en él un seguro de vida para perforar la portería de Almeida que, pese a todo, estuvo bastante acertado.
Defensa y contraataque, el abecé marista
Un parcial 6-1 favorable a los de Guijosa en los primeros minutos de encuentro rompió el marcador. Con 7-2 en el luminoso gracias a cinco contraataques nacidos de esa intensa y agresiva defensa complementada con el vigor de Cupara en la portería, el Ademar bajó levemente el pistón. Y ante Granollers eso se paga. Un parcial 0-3 acercó a los catalanes en el marcador y el partido volvió a estar vivo.
Pero, de nuevo, Cupara volvió a vivir cinco minutos de auténtica magia. Daba igual la comodidad, la posición o la potencia y coloción del lanzamiento de los vallesanos, que se topaba con el gigantón serbio. Y esto volvió a dar alas a un Ademar que remataba el espectacular trabajo de su portero con unas contras letales. El marcador alcanzó de nuevo su máxima ventaja, seis goles, a falta de cuatro minutos para el descanso. Unos últimos minutos de imprecisión en el lanzamiento permitieron que Granollers recortase algo su desventaja, pero el Ademar se iba con un buen colchón a los vestuarios, 15-11.
Protagonismo para las defensas
Las defensas iban a ser claves en el partido. Este mensaje se repitió una y otra vez en los días previos al mismo, y así se demostró. Los primeros minutos de la segunda mitad fueron el espejo más claro, con un pique entre Almeida y Cupara a base de paradas. Casi tres minutos tardó en llegar el primer tanto en la reanudación, por medio de Arnau García.
Pero las murallas seguían cumpliendo su función. Los ataques se enquistaban, no encontraban soluciones y la claridad escaseaba. Los lanzamientos forzados ayudaban al lucimiento de los porteros y a que la oscuridad se cerniera sobre los primera línea. Así que solo quedaban dos caminos para el gol: los contraataques o el juego con el pivote. Así es como Ademar estrenó su casillero en la segunda mitad, corriendo, para que Carrillo marcara su primer tanto del encuentro.
Apoteósis leonesa
Llegado el minuto 40, el Ademar volvió a dar otro arreón, de esos son tan características en el conjunto de Rafa Guijosa. La primera línea vivió unos minutos de lucidez que valieron al equipo para colocarse seis goles arriba. La victoria estaba mucho más cerca y la tercera plaza ya casi se disfrutaba en el Palacio.
El Ademar llegó a colocarse ocho goles arriba. Granollers tenía que tocar algo y pulsó el botón de arriesgar. Una defensa más abierta y agresiva, un 4-2 que ahogase a la primera línea leonesa pero que, a su vez, dejase más huecos en seis metros era la opción por la que se había decantado Carlos Viver. Y esta fue la tumba de los vallesanos.
Mario López y Carrillo camparon a sus anchas con tanto espacio y acribillaron la meta catalana. Mientras, Cupara estaba viviendo otra vez esos minutos en los que pasa a ser sobrehumano, en los que se convierte en una tapia que no permite que ni siquiera la luz acaricie la red. Diez goles de ventaja eran, a falta de diez minutos para el final, el inicio del epílogo de un cuento de hadas que se estaba escribiendo en el Palacio de los Deportes.
Los últimos minutos fueron un premio también para aquellos que no habían participado antes. Javi García, Tot, Zildzic o Biosca saltaron a la cancha y también se lucieron. Todas las piezas del Ademar habían brillado, especialmente en la defensa y en el contraataque, para firmar un partido de ensueño que finalizó con una realidad que muchos no imaginaban: ser terceros a falta de seis jornadas para el final de la temporada.