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Mike Marsh, en los Juegos de Barcelona. Efe
¿Por qué te paras Mike?

¿Por qué te paras Mike?

El norteamericano ganó el oro en 200 metros pero desaprovechó la única opción que tuvo en su carrera de batir el récord del mundo

Sábado, 5 de agosto 2017, 00:45

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Tres pasos siguen en la cabeza de Mike Marsh. El exatleta norteamericano difícilmente olvidará Barcelona. Allí, un 6 de agosto de 1992, se proclamó campeón olímpico en los 200 metros. Pero también dejó escapar una oportunidad única para agrandar su nombre en la historia del deporte. Y todo por un descuido el día antes, en las semifinales. Michael Johnson era el gran favorito para ganar el oro en Barcelona (había logrado ese año un marca de 19,79), pero una intoxicación alimentaria le castigó en semifinales. En ese mismo momento en el que Marsh sorprendió a todos, incluido a sí mismo. Ganó sobrado su serie pese a que tenía un ligero viento en contra (-0,2) con 19,73. Sorpresa generalizada. Era la segunda mejor marca de todos los tiempos a solo una centésima del mítico récord mundial de Pietro Mennea. Desde que en 1979 el italiano corriera los 200 metros en 19,72 segundos, nadie había tenido en sus pies la posibilidad de arrebatarle el récord. Trece años después, Marsh la tuvo. Pero no se dio cuenta. Se dejó ir en los últimos metros, como hacen tantos otros velocistas en las series, pensando en reservar fuerzas para la final.

Se quedó unos instantes en el tartán rumiando su actuación. Se reía a medias, aceptaba la felicitación de Linford Christie y miraba al reloj por si se trataba de un error. Esa gran marca, récord olímpico, hizo pensar en que el registro mundial de Mennea caería en la final. Marsh lo dio todo esta vez, fue oro con 20,01 pero sin batir la plusmarca de Mennea como estuvo soñando 24 horas desde que aflojó el ritmo. Quizá es el campeón olímpico con peor cara inicial. Ni siquiera el oro del 4X100, según reconoció, le hizo quitarse esa sensación de la cabeza. Sabía que había tirado a la basura una opción única de pasar a la historia. Pasaron otros cuatro años antes de que alguien bajara de los legendarios 19,72 en los 200 metros.

Lo hizo Michael Johnson, que bajó el récord hasta los 19,32 en la final de los Juegos de Atlanta'96. Marsh participó en la carrera, semanas después de obtener, precisamente en Atlanta, un 19,88 que era su segunda mejor marca personal. Esta vez llegó último. Miraba con ojos vidriosos a su compatriota, que mantuvo 12 años la mejor marca mundial hasta que en Pekín apareció Usain Bolt. 19.30 en 2008 y un año después, en Berlín, completó la hazaña de correr 200 metros en 19,19 segundos. Bolt, a diferencia de Marsh, sí corrió aquella vez hasta el final.

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