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Damien Chazelle podría ser el director más joven en ganar el Oscar.
Damien Chazelle o la eterna búsqueda del ritmo

Damien Chazelle o la eterna búsqueda del ritmo

Damien Chazelle y su ‘La la land’ han igualado a ‘Titanic’ y ‘Eva al desnudo’ como películas con más nominaciones en la historia de los Oscar. A sus 32 años, Chazelle podría ser el más joven en ganar el premio a mejor director

carlota ezquiaga

Lunes, 20 de febrero 2017, 11:33

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Damien Chazelle estuvo a punto de ser músico de jazz. Durante años quiso ser batería, y practicaba seis horas diarias, aterrorizado por un profesor despiadado. Terminó dejando la música porque, según el mismo, no tenía lo que hay que tener, y volvió al cine, su primer amor. Como los buenos artistas, supo convertir su trauma en una obra, y escribió Whiplash, que llamó la atención de la crítica internacional.

A sus 32 años, ha alcanzado una nueva cima como director, guionista y productor de La ciudad de las estrellas La la land. Tras arrasar en los Globos de Oro, su película ha batido records en los Oscar incluso antes de que se celebre la ceremonia: sus 14 nominaciones solo habían sido alcanzadas por Titanic y Eva al desnudo en las ediciones de 1998 y 1951, respectivamente. Chazelle, que se declara abrumado, se alegra de lo que significan tantas nominaciones: muchas personas de su equipo son reconocidos también en las categorías técnicas. Porque además de mejor película, director, actor y actriz, guion original y fotografía, tiene, entre otras, cinco nominaciones relacionadas con la música y el sonido.

Su background musical también se ve en la manera en que Chazelle juega con el ritmo de sus películas. En Whiplash, por ejemplo, el ritmo era la obsesión del protagonista, un aspirante a batería, pero también el leitmotiv del montaje. En cuanto a los contenidos, además del éxito y el fracaso en el arte, el cine de Damien Chazelle gira en torno a dos pilares: por un lado, la música, omnipresente en sus películas, y el jazz en concreto; y por otro, el cine en sí mismo. Formado en Harvard, Chazelle es uno de esos eruditos del séptimo arte cuyas películas son homenajes a los clásicos o, más bien, deconstrucciones. La la land representa perfectamente la intersección entre esos dos temas: la música es prácticamente otro personaje de la película, y esa lucha por triunfar en Los Ángeles es un homenaje a los musicales clásicos de los que Chazelle es tan fan.

Cuando escribió y dirigió su primera película, Guy and Madeline on a Park Bench (2010), Chazelle todavía no se había graduado de Harvard. Después, en 2013, escribió Grand Piano, ya en la línea temática que adoptaría después; narra la historia de un pianista con pánico escénico que tiene que dar un concierto con un francotirador apuntándole, amenazado con ser disparado si falla una nota. También fue coguionista de El último exorcismo 2 (2013) y 10 Cloverfield Lane (2016). Sin embargo, su carrera no terminó de arrancar hasta Whiplash, que se llevó tres oscars (mejor actor de reparto, mejor sonido y mejor montaje; Chazelle no tiene ninguna estatuilla propia todavía).

La inseguridad del niño mimado de Hollywood

A pesar de haberse convertido en uno de los niños mimados de Hollywood, el director todavía arrastra la inseguridad de sus inicios. Porque, como para la mayoría, no fueron del todo fáciles. Escribió el guion de La la land hace siete años, en un momento en el que precisamente se encontraba en Los Ángeles buscando cumplir su sueño. Como los protagonistas de su película, tuvo que luchar: no conseguía financiación. Todavía no había saltado a la fama internacional y parecía que su carrera no terminaba de arrancar. Algún productor llegó a sugerirle que cambiase al pianista de jazz protagonista por una estrella de rock para tener más tirón comercial. Así que se quedó en un cajón hasta que el éxito de Whiplash le permitió por fin llevarla a cabo con estrellas de la talla de Emma Stone y Ryan Gosling.

Ahora vuelve a reunirse con Gosling para su nuevo proyecto: First man, un biopic sobre Neil Armstrong y su viaje a la luna, cuyo rodaje está previsto para este año. Chazelle, ambicioso como sus personajes, siempre se vuelca en su trabajo. La preocupación por la conciliación entre la creación artística y la vida que muestra en su obra también parece perseguirle en la vida real: el éxito le ha costado un divorcio. Pero, al menos de cara a los Oscar, parece que ahora la suerte vuelve a sonreírle.

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