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El periodista Fernando Ónega.
Fernando Ónega: «España está en la crisis de los 40»

Fernando Ónega: «España está en la crisis de los 40»

El periodista y escritor reivindica la transición y carga en su biografía 'Qué nos ha pasado, España' contra los que aventan "un clima de guerracivilismo"

Álvaro Soto

Domingo, 28 de mayo 2017, 00:52

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Fernando Ónega es de natural tranquilo y ponderado, pero en los últimos tiempos, ha decidido rebelarse contra el cuestionamiento de la transición española que determinados grupos políticos están llevando a cabo. "Me parece miserable negar aquello y reivindicar un clima de guerracivilismo", cuenta este periodista gallego (Mosteira, Lugo, 1947), que estuvo al lado de Adolfo Suárez durante el proceso que llevó a España de la dictadura a la democracia. La memoria de aquellos años decisivos se ha convertido en una biografía, 'Qué nos ha pasado, España. De la ilusión al desencanto', que publica Plaza & Janés.

"Es mentira que la Transición fuera un apaño para tapar el franquismo. No fue así", se indigna Ónega. "Hay que situarse en aquel periodo: había una España vencedora y otra que había estado silenciada durante 40 años. Las dos Españas tuvieron que echar mano de una enorme generosidad para llegar a un acuerdo de convivencia. Los exiliados y los presos políticos no quisieron revancha y la otra España les tendió la mano", explica el colaborador de TVE y Onda Cero.

Fernando Ónega tiene una respuesta para la pregunta que él mismo formula, 'Qué nos ha pasado'. "Nos ha pasado que en estos 40 años hemos hecho una revolución de pequeñas revoluciones, no ha sido un hecho único. Esta revolución de revoluciones fue en parte inducida por el poder y en parte, por la sociedad española. La España de hoy no se parece en nada a la de hace 40 años", constata el periodista.

Las luces son evidentes, cree Ónega. "Hemos arrinconado el golpismo, hemos acabado con ETA y la España de la miseria ya no existe", detalla. Pero tampoco oculta las sombras. "No se han resuelto todos los problemas: la crisis ha llevado al paro a millones de ciudadanos y muchos miles han sufrido desahucios. En política, hay decepción por la corrupción. Se ha creado la impresión de que en la clase dirigente el latrocinio es una forma común. Los políticos han estado ensimismados y no han tenido presentes las necesidades de los ciudadanos. La renta se ha multiplicado por seis, pero una vez que te acomodas, pides más. Eso también nos está ocurriendo", afirma el autor.

También cree Ónega que algunas heridas de la guerra civil y el franquismo aún no se han cerrado, como el Valle de los Caídos. Pero la imagen de Suárez y Carrillo acordando en un despacho la legalización del PCE tiene suficiente fuerza para hacer una valoración más que positiva de la transición. Entonces, ¿por qué algunos la cuestionan? "Por puro descontento, por mala fe o por una equivocada estrategia de conectar con la sociedad", zanja el escritor. "Quienes toman esta posición, sobre todo en Podemos, están haciendo daño a la convivencia del país. Cuando la historia se desconoce, se repite. Aquí no se va a repetir, pero vamos a tener dificultades", augura; "temo que detrás de esa estrategia esté el objetivo de desmontar el sistema entero: la economía, la democracia y la monarquía". Eso sí, Ónega, que coincide con representantes de Podemos en foros y medios de comunicación, desvela que, cuando habla con ellos, son menos radicales: "Parecen de UCD".

Sobre el futuro, Ónega asegura "tener dificultades para hacer un pronóstico". "Estamos en la crisis de los 40, que afecta también a los partidos. El PSOE está viviendo un proceso llamativo de renovación que coincide con la crisis general de la democracia. Hay que ver qué sucede con los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos. Y tenemos un grave problema en Cataluña. La palabra 'diálogo', que fue la que permitió la transición, está cerrada. Creo que Cataluña seguirá en España porque es un desatino hablar de nuevas fronteras, pero en la historia se han cometido muchas imbecilidades", argumenta el periodista, que vuelve a Ortega y Gasset a la hora de plantear una solución para el conflicto: "Cuando España tiene un proyecto de país ilusionante y sugestivo, España está unida. Cuando las cosas se complican y no existe un proyecto de Estado, vuelve la tensión separatistas".

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