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Instante del concierto de la JOL.
La JOL rema y el Auditorio se desintegra

La JOL rema y el Auditorio se desintegra

miguel ángel nepomuceno

Sábado, 9 de julio 2016, 19:32

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No es ninguna novedad para los aficionados a la música culta que el Auditorio Ciudad de León ha pasado de ser, en apenas un lustro, uno de los cinco mejores del país en cuanto a nivel programático se refiere, a engrosar la larga cola de los peor dotados en servicios al público y en uno de los más irrelevantes de la Península por más que a nuestros políticos se les desprenda la retina de tanto mirarse el ombligo a la hora de venderlo como centro cultural de primer orden.

No hace falta remontarse muchas lunas para tener una muestra fehaciente de lo que acabo de afirmar en el anterior párrafo. El pasado viernes la JOL, nuestra Joven Orquesta, programó un doble concierto para ser interpretado en León y al día siguiente (es decir hoy) en Madrid, dentro de la programación veraniega del Teatro Monumental.

Las obras elegidas eran tan hermosas y conocidas para los melómanos como el himno Amazing Grace para los ingleses, por lo que el éxito de público se auguraba seguro como así fue. Sin embargo, y aquí vuelve a hacer acto de presencia el mal endémico de esta auditorio, el servicio de taquillas y venta de localidades por internet puede figurar sin ningún rubor en el libro Guinness de los despropósitos.

Si el usuario, tanto el autóctono como el foráneo pretendía adquirir las localidades con antelación en taquilla se topaba con un cartel en el que decía textualmente: Durante los meses de Julio y Agosto, la taquilla del Auditorio Ciudad de León permanecerá cerrada y debajo una nota: El día 8 de julio estará abierta a partir de las 16 horas y debajo un enlace a la página web del centro para los que desearan hacerlo por internet.

Un servidor se dispuso a realizar esa recomendación para mayor comodidad y en vista también de las continuas llamadas de amigos y compañeros de prensa que invocando al santoral se quejaban de que ellos no podían venir a la crítica hora del concierto, bien por encontrarse fuera o por otros menesteres que se lo impedían. Y que internet no funcionaba.

Quise comprobarlo personalmente y constaté que a la 16 horas la página web del auditorio para adquirir localidades estaba obsoleta. El público protestaba con razón y los organizadores tuvieron que enviar directamente un comunicado al alcalde para que aquello echara a andar, cosa que media hora después ya estaba operativa pero con bloqueo de conexiones.

Naturalmente las colas a las 19 horas ante las taquillas se hacían interminables (hay fotos) y las protestas del público cada vez más enérgicas cada minuto que se acercaba al comienzo del concierto. Los que ya estábamos dentro y con 10 minutos de espera pudimos escuchar las palabras de disculpa de una persona de la organización para que tuviéramos un poco de paciencia hasta que se vendieran las localidades al numeroso público que había fuera. Vamos que me recordó cuando antaño no comenzaban las funciones en los circos hasta que no se vendieran todas las localidades.

Vergonzoso y lamentable. Y lo que es peor, ningún responsable del Ayuntamiento, es decir de los que mandan en su centro, no de los sufridos empleados del mismo que como sabemos están a lo que les ordenan, dieron la cara, pidieron disculpas, o tuvieron la delicadeza de presenciar el acto, aunque de esto último no nos extraña nada dado que jamás la responsable de cultura, es decir la concejala de ese área hace acto de presencia en los conciertos para apoyar in situ lo que por ser consustancial a su cargo debería hacer. Por eso, el viejo dicho de si no eres parte de la solución eres parte del problema, se cumple aquí al pie de la letra. Lo leonés se apoya también en casa porque es auténtico, real y está vivo y no sólo por cadenas televisivas que sólo venden humo, mentiras y fantasmas.

La JOL y Margarita Morais

Todos los leoneses saben que la JOL es creación única y exclusivamente de Margarita Morais que con su empeño y dedicación ha llegado a donde está. Peso ese empeño no sería nada sin el esfuerzo de sus jóvenes componentes de sus padres y en especial de los profesores que les preparan así como de su director Francisco Valero Terribas que los conjunta, pone a punto y los presenta a un público heterogéneo, a veces entregado, cuando toca en casa y otras menos proclive al aplauso como cuando lo hacen fuera, pero lo cierto es que después de varios años sin orquesta estable al fin podemos presumir de una formación de cerda de 150 músicos que mejor o peor pueden enfrentarse a los programa más exigentes que atrapan al oyente, permiten disfrutar al espectador y lo que es impagable: crean afición.

Partiendo de estas valiosas premisas naturalmente no todo lo que se escucha es bueno, ni merece la aprobación del melómano conocedor o sí, pero siempre analizándolo con ecuanimidad, sin apasionamiento de padre con hijo/a en orquesta (que todos hemos pasado por ello) pero que el amor de progenitor o el desconocimiento a veces de lo que se escucha nos obnubila hasta el punto de otorgarnos potestad de alabarlo todo, vitorearlo o palmotearlo sin demasiado criterio, porque eso, en lugar de animar a los jóvenes músicos a mejorar y aprender de sus errores lo único que hace es entontecerlos y aturdirles debido al falso éxito que se les atribuye. De otro modo ¿qué valor tendrían nuestras felicitaciones cuando verdaderamente lo hacen bien e incluso muy bien?. Ninguna.

Por eso y con la experiencia que humildemente me pueden otorgar los más de cuarenta años de ejercicio de crítica especializada debo apresurarme a decir que el concierto del viernes fue endeble, irregular y en ocasiones malo.

Ya la difícil obertura de los Maestros Cantores (que podrían ser canteros por los abruptos desafines del viento metal), resultó irreconocible. La amplia introducción fue ampulosa, emborronada, sin matiz alguno en el fraseo, algo que todavía es consustancial a la JOL y que requiere la atención del director para que los diferentes planos sonoros y las gradaciones dinámicas no resulten atronadores ni inaudibles y la interpretación oscile entre el forte enloquecedor o el casi inaudible piano sin más relieves. Esta obertura tiene lirismo, calor, elegancia, sentido del humor y grandeza, y todo ello debe quedar patente de un solo trazo cosa que no ocurrió. Los diferentes temas de amor, arte, heroicidad no se percibieron y eso indica que esa obra es demasiado para una orquesta incipiente y que además requiere muchos ensayos. Cuando no se puede con una obra de estas características los mejor es sustituirla por otra más accesible. No es cuestión de hacer programas de cartelone para epatar sino programas adaptados al desarrollo de la orquesta.

El concierto de Elgar para celo y orquesta con Jaime Puerta como solista tuvo otra lectura más homogénea aunque se hubiera deseado una ejecución mucho más comprometida, incisiva, con un punto de contraste y emoción en el fraseo. Puerta lució en el segundo movimiento una buena dosis de agilidad y matices no exentos de belleza y colorido. Pese a que su sonido no es grande sí es precioso, frasea con tanta agilidad como naturalidad y una amplia gama de matices expresivo. Fue una lectura delicada un punto meditativa rozando el dramatismo pero sin caer en lo efectista. La Jol, más ajustada que en Wagner apenas se la percibió en el acompañamiento a no ser por las ensordecedoras entradas o finaes de frase.

La quinta de Tchaikoswsky con la que se cerró este hermoso programa, resultó más equilibrada especialmente en la cuerda y madera pero volvió a causar sobresaltos en el viento con una importante pifia que pese a su dificultad para el solista con ensayo se soslaya. La cuerda señoreó con elegancia el tema principal que retoma de las maderas. Se llega al clímax y el movimiento vuelve a precipitarse finalmente en su sombrío carácter inicial. La Jol correcta con un Valero atento, que dirigió de memoria esta difícil obra pero supo controlar cada intervención aunque el viento se le fue por su lado en más de una ocasión.

En el segundo movimiento se alternan dos temas cargados de emoción. El primero nos llega del corno, al que luego se une el clarinete, el segundo es el oboe con un contrapunto de corno. Los chelos se adueñan de la primera melodía, que la Jol sirvió con justeza mientras el clarinete y fagot, inician la reaparición del tema del Destino. Los primeros violines y las violas abrieron en el vals del tercer movimiento, uno de los más conocidos y hermosos del ruso.

El cuarto volvió a dar a la JOl ocasión de lucirse y lucir su potencia bucinadora. El tema del Destino sufre ahora una transformación y son las cuerdas, las que lo exhiben, siendo retomado por el resto de la orquesta. La coda resultó en manos de la JOL resplandeciente y en momentos imponente lástima de lo parco en los matices El finale, después de un fugaz eco sentimental al segundo movimiento, lleva la sinfonía a una triunfante y alborozada conclusión que resultó aún mayor debido a los cerrados e interminables aplausos y vítores por otro lado comprensibles en los padres de los instrumentistas. Un concierto que pudo ser de campanillas y se quedó en voluntarioso.

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