Fomento dejó sin invertir el 30% del dinero presupuestado para la variante de Pajares en 2016

A salvo de la verificación definitiva, los números indican que la administración aceleró un 16% el ritmo de trabajo respecto al de 2015, a pesar de haber sido el pasado un curso marcado por el bloqueo político y la interinidad del Ejecutivo central.

El resultado no basta para agotar la consignación. Los Presupuestos Generales del Estado del año 2016 reservaron 236,5 millones para impulsar la infraestructura que permitirá reducir en unos 45 minutos el viaje ferroviario entre Asturias y León. Alrededor de un 30% de esa inversión quedó sin ejecutar; o bien se la ahorró la administración, o la destinó a financiar obras en otros territorios.

En los próximos días el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el anteproyecto de presupuestos para 2017. A la hora de analizar sus números conviene tener presente dos cosas. En una reciente contestación al diputado de Podemos Segundo González, el Gobierno central actualizó sus datos sobre el dinero que exigen todos los contratos ahora en vigor, y lo que ya lleva abonado. Según esta información, a 30 de noviembre faltaban unos 178 millones para concluir los trabajos encargados. La cifra es incompleta, por cuanto quedan algunas tareas pendientes de licitación, pero da una buena pista de cuál es la cifra mínima que deben incluir las cuentas de 2017 para tener casi terminada la variante con una sola vía.

Trabas presupuestarias

Con todo, resulta aconsejable recordar que lo normal es que la reserva presupuestaria difiera de lo finalmente gastando. En las legislaturas del Gobierno socialista, lo habitual era que Fomento desembolsara más de lo anunciado. La crisis ha provocado que el equipo de Mariano Rajoy en cambio rara vez encuentre cómo aportar los fondos que compromete.

Ana Pastor contó desde 2012 con una consignación de 1.134,3 millones para la variante. Los problemas técnicos y recortes explican que finalmente ejecutara 776. Es decir, en su etapa hay 358 millones que se han anunciado para los macrotúneles pero que no terminaron de llegar.

El problema dista de ser exclusivamente asturiano. Las cuentas de 2015, las últimas presentadas por Adif Alta Velocidad, acreditan su dificultad para obtener recursos a la altura de sus anuncios. Ese año los Presupuestos Generales le concedían 3.626,2 millones para impulsar sus obras, de los que logró hacer efectivos en los tajos 1.781. Es decir, ejecutó un 49,1% de la inversión prevista en todo el país.

La variante, aquel curso, recibió el 44,8% de los fondos que se le prometieron. Es más de lo que tuvo la 'Y' vasca (25,9%), o Madrid-Extremadura (37,5%) aunque peor que el Eje Atlántico (92,3%), el túnel Chamartín-Atocha (127%), el tramo Bobadilla-Granada (62%) o la línea a Galicia entre Olmedo y Orense (47,5%).

El fondo del problema está en la dificultad de Adif para captar financiación. Es una empresa que vive del erario, pero que para estirarlo ha acudido a instituciones financieras y la emisión de bonos entre inversores privados. En total, arrastra una deuda de 14.573,6 millones, agujero que en el sector público es comparable al del 'banco malo', esto es, la Sareb.

En los años de la expansión todo era distinto. Adif lograba fondos como para invertir más de lo anunciado en el presupuesto anual. Entre 2005 y 2011 las cuentas oficiales asignaban a la variante 2.047 millones, pero las constructoras que materializaron los dos macrotúneles y el resto de instalaciones entre Pola de Lena y La Robla recibieron permiso para certificar unidades de obra por valor de unos 500 millones más.