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Factoría Naturpellet en Sanchonuño (Segovia).
La biomasa, «patria y bandera» de Castilla y León

La biomasa, «patria y bandera» de Castilla y León

El sector aporta 2.500 empleos en la Comunidad con empresas que facturan 300 millones y que, con gestión adecuada, será «eterno al no ser deslocalizable»

ical

Miércoles, 22 de febrero 2017, 15:16

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La biomasa es patria y bandera de Castilla y León, o al menos debe serlo. Más cuando la Comunidad es uno de los territorios europeos con mayor importancia en este sector, con 2.500 empleos en empresas que facturan 300 millones de euros y que, con gestión adecuada, será eterno al no ser deslocalizable. Esta contundencia es obra del director de planta Naturpellet, Roberto Bravo, una de las instalaciones mejor organizadas en cuanto a ahorro de costes y que está radicada en la localidad segoviana de Sanchonuño, cuna de toneladas de pino.

Bravo reclama mayor respaldo y una apuesta de las administraciones, pues la Junta posee en propiedad el 80 por ciento de los montes de la Comunidad; y argumenta que otras empresas y fábricas pueden irse, pero la madera y su transformación no. Lo tienen fácil para convertilo en un sector estratégico, reseña. Tal y como explicó Bravo, la biomasa destaca por el uso sostenible de este producto y se debe promover como fuente de energía renovable, de empleo y de riqueza. El éxito del pellet es que supone un cambio radical desde la leña y las briquetas, más vinculadas al medio rural y más minoritarios, desliza.

Defiende estos datos la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), que cuenta en España con 180 asociados, los cuales suponen casi 11.400 empleos directos y 2.200 millones de facturación. Su presidente, Javier Díez, acompañó hoy a Bravo por las instalaciones de la fábrica de pellets en una jornada que sirvió para poner en valor este producto, que genera 3,3 empleos por cada megavatio, tanto para la producción como para operación y mantenimiento, y que es más económico y sostenible que los combustibles fósiles, pues cada 1,6 kilos de pellets iguala un litro de gasóil, pero el precio del primero es de 250 euros la tonelada, mucho más asequible que el derivado del petróleo.

La producción de energía primaria a partir de biomasa para uso térmico y eléctrico se sitúa por encima de los 5.000 ktep al año (toneladas equivalentes de petróleo). España cuenta con más de 160.000 instalaciones de biomasa en funcionamiento que suman 7.275 megavatios instalados, lo que permite una reducción de 3,2 millones de toneladas de CO2. Esto refleja la importancia del sector, explica Bravo, quien reitera que se trata de un combustible renovable, ecológico y de madera que cuenta con las más avanzadas certificaciones a nivel europeo.

Avebiom augura que con un crecimiento anual de mil megavatios instalados, en 2020 permitiría una reducción de 5,5 millones de CO2, es decir, una contribución a los objetivos nacionales de reducción de emisiones en los sectores difusos de un 2,5 por ciento. En términos de empleo, la utilización de biomasa implica la generación de más puestos de trabajo en la producción de combustible que con el uso de los de carácter fósil por cantidad producida. En concreto, dos veces más que el gas natural. En las actividades de operación y mantenimiento, la biomasa general empleo 60 veces por encima que el gas natural, medido en puestos de trabajo por megavatio.

Mayor capacidad de producción

Durante la visita, Roberto Bravo recordó que Naturpellet, que produce un combustible EnplusA1, tiene capacidad para fabricar 40.000 toneladas anualmente en una primera fase y microastilla clasificada y viruta de alta calidad más adelante. Una cifra que próximamente podría ampliarse a 60.000 toneladas a lo largo de una superficie total de 260.000 metros cuadrados.

Con una inversión cercana a los diez millones de euros, la planta aprovecha la sinergia de sus dos promotores: una industria maderera con 30 años de antigüedad, Palés TAMA, que aporta el 80 por ciento de la materia prima y cuenta con 110 empleados, una empresa de servicios energéticos, Calor ERBI, que necesita unas 25.000 toneladas de pellet anuales para atender la demanda de sus clientes. Naturpellet factura aproximadamente cinco millones de euros, si bien es cierto que este será el primer año cerrado desde que comenzara a operar hace tres. Roberto Bravo admite que el producto tiene recorrido limitado cuando se vende a granel por los costes de transporte. Pero cuando se comercializa ensacado -siempre en envases de papel-, puede llegar muy lejos. Hasta ahora no se exporta porque la vocación es claramente local.

La fábrica funciona las 24 horas del día durante toda la semana y sólo para, por razones de mantenimiento, unos días en verano y otras en Navidad. En total, opera unos 240 días al año. Esto requiere, explica Bravo, cinco turnos de trabajo integrados por dos personas cada uno. Entre ellos se encargan de los sistemas de transporte y ensilado, de la caldera de biomasa de cuatro megavatios que proporciona energía al trómel de secado, los molinos y peletizadoras y los formatos de secado.

Sinergias entre socios

El director de la planta subraya la importancia de estar situados junto a TAMA, que necesita más de 200 metros cúbicos de madera de pino aserrada para fabricar 10.000 palés cada día. Más del 60 por ciento del subproducto generado en la fabricación de palés es astilla, un 25 por ciento, serrín, y el 12 restante, viruta. Todos los materiales entran al proceso productivo del pellet, pero son posibles otras opciones, tal y como explicó Roberto Bravo: microastilla seca y clasificada G30, viruta para cama de caballos, etc.

En la campa exterior dos silos con piso móvil alimentan el molino en verde, que puede procesar hasta 16 toneladas por hora con una potencia de motor de sólo 160 kilovatios. La energía para el trómel de secado se obtiene de una caldera de cuatro megavatios que consume corteza de pino que, según Bravo, es la mejor madera para la biomasa. Podríamos hacer un producto mucho más sencillo, pero si queremos un producto final de calidad, necesitamos complicarnos la vida y tener madera de calidad, sin ningún tipo de aditivo químico, sostiene el director de la planta, quien enumeró cada una de las fases del proceso, en el que una de las prioridades permanentes es la eliminación de finos (pequeños restos de madera) mediante cámaras de aire, pues son un enemigo del pellet a la hora de la combustión y puede dar problemas en los domicilios.

Esta corriente de aire atraviesa un ciclón donde se decantan todas estas impurezas que contiene antes de volver a la cámara de secado. En los meses más fríos el material entra al 60 por ciento y sale al 10 por ciento de humedad. Se trata del equipo que más limita la producción de la fábrica.

Posteriormente, el material seco se eleva a los dos silos de 1.500 metros cúbicos, donde el producto se homogeneiza de nuevo antes de entrar al proceso de pelletizado. Desde el fondo de estos silos el material entra en una criba previa al molino de secos. Mientras que las partículas finas son aspiradas y conducidas directamente al pelletizado, la microastilla se dirige al molino por un redler.

El serrín aspirado y el material molido se mezclan antes de entrar al silo pulmón de 40 metros cuadrados que alimenta la sección. Finalmente, el pellet se enfría y se criba para eliminar los finos, para lo que previamente se licua la lignina, polímeros intrínsecos de la madera que la convierten en rígida. Después, es conducido a la nave de ensacado o a un silo de 500 metros cúbicos donde se asienta al menos un día antes de ser cargado en un túnel construido exclusivamente para este motivo y evitar que el producto final recoja impurezas.

La jornada organizada por Avebiom, además de la fábrica Naturpellet, mostró dos redes de calor radicadas en Torrelago, en Laguna de Duero, y en la Universidad de Valladolid.

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