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Las monjas jerónimas preparan las pastas en el monasterio de Nuestra Señora de Belén.
El verbo divino... y dulce

El verbo divino... y dulce

Las monjas jerónimas de Toral de los Guzmanes preparan sus mejores pastas para la I Feria de Dulces del Convento de Castilla y León, que se celebra el sábado en Gradefes | Las religiosas venden a tiendas de Madrid e incluso al Corte Inglés

n. barrio

Viernes, 19 de agosto 2016, 12:10

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Dos pastores alemanes de gran tamaño defienden el monasterio de Nuestra Señora de Belén en Toral de los Guzmanes. Ambos reciben con brincos y olisqueos al visitante, hasta que la madre superiora 'manda firmes'. Sor Beatriz, la priora, abre las puertas de la cocina en la que se fragua todo.

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Media docena de monjas preparan con mimo y esmero la remesa de pastas del día, en la que no falta la variedad. 'Feos', 'naranjines, 'nevaditos' y 'huesos de Fray Escoba' componen parte de las nueve variedades que ofrecen, añadiendo la tarta de Santiago y los tocinillos de cielo, estos últimos por encargo. La innovación no falta y, en colaboración con una quesería cercana, se encuentran tratando de conseguir una pasta que incluya el producto vecino.

Las religiosas tienen por delante ahora un nuevo reto con el que encontrar más adeptos a estas delicias. Gradefes acoge el sábado 20 la I Feria de Dulces del Convento de Castilla y León, un trampolín en el que confían y del que esperan que ayude en la venta.

«Estuvimos mucho tiempo con las encuadernaciones, teníamos mucho trabajo con los libros y boletines, pero con la llegada de internet tuvimos que reinventarnos», explica Sor Dori. Algunas tenían conocimientos de repostería y, tras someterlo a opinión de todas, decidieron dar el paso. Compraron todas las máquinas necesarias («una inversión importante», como concede Sor Dori), y se pusieron manos a la obra repostera.

Aunque la Navidad es el momento en el que alcanzan su pico de producción, las monjas no paran durante el resto del año. Además de los siete rezos diarios, toca cuidar un jardín magnífico que mantienen con mimo. Las ventas durante el verano se reducen a encargos y compras menores.

Los dos canes despiden con la misma alegría con la que recibieron al visitante. Tras las puertas quedan los dulces, que esperan ser la sensación en Gradefes y, a juzgar por su sabor, el éxito será divino.

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