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'Ojos que no quieren ver', de Save the Children. EL NORTE
«Mi padre abusó de mí hasta los 13 años, después pasó a las palizas»

«Mi padre abusó de mí hasta los 13 años, después pasó a las palizas»

Una mujer de 60 años cuenta su historia después de haber sufrido abusos sexuales por parte de su progenitor cuando era una niña, un tipo de violencia de la que son víctimas 110 niños al año en Castilla y León

Alicia Pérez

Zamora

Sábado, 9 de junio 2018, 09:22

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No quiere que aparezca su nombre ni tan siquiera el lugar en el que reside en Castilla y León. A pesar de que han pasado muchos años desde que Rosalía (nombre ficticio) fuera víctima de abusos sexuales por parte de su padre y de que en la actualidad tiene 60 años, sigue con el miedo en el cuerpo y el temor y la vergüenza habitual que sienten las víctimas de que cualquier dato personal pueda desvelar su identidad. Tan solo una pequeña parte de su familia sabe lo que le ocurrió. «Se lo dije a las personas que me importan, a las personas que tengo cerca y que me quieren, pero lo saben muy pocas porque es duro», señala.

No recuerda mucho de los abusos sexuales que sufrió en su infancia. Hasta hace dos años permanecían ocultos en su mente. La psicóloga con la que ha hecho terapia le ha explicado que es un método de defensa del cerebro humano. Una discusión con su padre hace dos años despertó los recuerdos que permanecían dormidos, aunque siempre ha sabido que algo le había pasado, más allá de haber sufrido maltratos, porque «no era capaz de mirar a mi padre a los ojos».

«No recuerdo cuando empezó a abusar de mí porque mis recuerdos son muy borrosos y como muy entoñados, tengo como flashes», explica sobre las imágenes o escenas que le vienen sobre aquella época a la cabeza. «Tengo la sensación de que empezaron desde muy chiquita y abusó de mí hasta que tuve la regla a los 13 años. A partir de ahí, pasó del abuso a los malos tratos, a palizas en las que me partía un labio o cosas así. De los 13 a los 18 me pegó palizas de todos los colores», afirma.

Rosalía es una de las personas que ha sufrido abusos sexuales en la infancia. Su padre le obligaba a hacerle tocamientos y también se los realizaba a ella, a veces en casa, otras fuera del hogar familiar.

El Consejo de Europa apunta a que uno de cada cinco niños y adolescentes ha sido víctima de violencia sexual. En ella se engloba el abuso sexual, la pornografía infantil, la captación por Internet, la prostitución infantil y la corrupción de personas menores de edad.

Los datos del informe 'Ojos que no quieren ver', publicado en 2017 por Save the Children, apuntan a que entre un 10% y un 20% de la población en España ha sido víctima de abusos sexuales en la infancia.

En Castilla y León, según los datos del Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior, 110 menores de entre cero a 17 años fueron víctimas de abusos sexuales en 2016, el último año del que hay datos disponibles de la actividad desarrollada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. La mayoría de las víctimas, 62, tenían entre cero y 13 años, y las 48 restantes, entre 14 y 17 años. Además, 90 eran niñas y 20 niños.

A estos casos se suman otros menores que fueron víctimas de otros delitos contra la libertad sexual como la agresión sexual, la agresión sexual con penetración, la corrupción de menores o la pornografía infantil. En total, se contabilizaron 150 menores víctimas de delitos sexuales en la comunidad en el año 2016.

Hasta la fuerte discusión con su padre, Rosalía era consciente de haber tenido sueños, de soñar que alguien le tocaba. «Pensé que eran pesadillas que venían de vez en cuando, que era por alguna cosa que había visto. Siempre me ha parecido que era un sueño, algo que tenía como escondido y que no debería salir, como que no me había pasado a mí».

A la muerte de su madre, Rosalía se ocupó de cuidar a su padre, ya mayor. «Siempre me ha tratado mal, pero empezó a tratarme peor y notaba que quería irme de allí y que no sabía por qué, yo lloraba y no sabía por qué», hasta que un día, en plena discusión con él, Rosalía lo recordó con 30 años. «Me vino un flash».

«Descubrir esto ha sido destapar como una olla de mierda tremenda», reconoce, ya que al contar lo ocurrido a todos sus hermanos, salió a la luz que sus hermanas mujeres también habían pasado por lo mismo.

Dice el informe 'Ojos que no quieren ver', de Save the Children, que el abusador es, en la mayoría de los casos, concretamente en seis de cada diez, un conocido del niño, que los abusos suelen repetirse varias veces y extenderse en el tiempo, y que no hay un perfil psicológico común de la persona abusadora.

Los niños son abusados la mayoría de las veces entre los 11 y los 12 años, y su agresor es un conocido con autoridad, como un entrenador deportivo, un profesor o un monitor de tiempo libre, entre otros.

Las niñas son abusadas, según los datos del estudio, entre los 7 y los 9 años por un agresor del entorno familiar, su padre en el caso de esta mujer castellano y leonesa de 60 años, que accede a relatar una experiencia sobre la que casi nadie quiere hablar.

«Estaba asustada, no quería salir a la calle por el miedo a encontrármelo, tenía miedo, pesadillas y mucha ansiedad», describe sobre su decisión de buscar ayuda especializada y de acudir a terapia psicológica por unos abusos que su padre reconoció ante ella haber cometido, aunque «con prepotencia y sin ningún atisbo de humildad ni de pedir perdón».

Ahora no tiene ni quiere tener ninguna relación con quien fue su agresor. Es más, cuando le preguntan por él, siempre dice que está bien, para no dar explicaciones. «Intento no saber nada de él, pero si no pregunto, me siento mal porque tengo la sensación de que lo he abandonado, pero luego pienso cómo no voy a abandonar a un monstruo que ha hecho tanto daño a niñas inocentes. Es una contradicción conmigo misma con la que lucho todos los días», relata sobre sus pensamientos más íntimos.

Rosalía es consciente de que haber sido víctima de abusos sexuales en la infancia ha tenido muchos efectos y ha marcado su vida. «Nunca he tenido personalidad ninguna, ni autoestima y no se decir no».

«Ha pasado tiempo de aquello, pero duele mucho pensar que han hecho eso contigo. Yo espero superarlo, pero ahora mismo no, es más, me lo encontré un día por la calle y no podía ni arrancar el coche. Pensaba que venía a por mí, aunque sé que no me va a hacer nada porque es mayor, pero es que me convierto en una niña cuando lo veo, me hago chiquitita, chiquitita, y no soy capaz de reaccionar».

Cree que este capítulo no se va a cerrar «hasta que no vea que tiene el ojo cerrado». «De momento, tengo que tirar para adelante», afirma con los nervios todavía en el cuerpo.

En su caso nunca hubo denuncia contra su padre, ni se lo planteó porque el delito había prescrito. En general, se estima que tan solo un 15% de los casos de abusos sexuales a menores son denunciados y que la mayoría siguen permaneciendo ocultos.

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