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El gasóleo agrícola se paga un 28% más caro que en mayo a escasos días de comenzar la cosecha

El gasóleo agrícola se paga un 28% más caro que en mayo a escasos días de comenzar la cosecha

Las máquinas comenzarán a entrar en las parcelas de cebada de Ávila, Salamanca y Zamora a lo largo de esta semana

S. G.

Sábado, 23 de junio 2018, 13:45

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Llenar el depósito del tractor o la cosechadora cuesta el 28% más que el pasado mes de mayo y, si la comparativa se extrapola al año pasado por estas fechas, la subida se sitúa en el 36%. Esto significa que para llenar el depósito de un tractor medio (400 litros de capacidad) los profesionales del campo tienen que pagar ahora una media de 83 euros más que en 2017, según los datos que baraja la organización agraria La Alianza UPACOAG y que se recoge también en los balances de los agricultores.

Es el caso de Luis Felipe Codesal, un joven zamorano de San Pedro de la Nave que se dispone ya a empezar la recogida y con su cosechadora recorrer la provincia. La última recarga del depósito la pagó a 0,77 euros el litro, mientras que el año pasado abonó por esa misma cantidad, en torno a los 0,58 euros. «Esa diferencia a nosotros nos puede suponer entre 60 y 70 euros más al día porque una cosechadora consume alrededor de 300 litros por jornada», explica.

En Salamanca, José Manuel Cortés, también agricultor del municipio de Parada de Rubiales, ha pagado el mismo precio por el litro de gasóleo que el zamorano, 0,77 euros. «Llevamos un mes y medio que está subiendo sin freno, de manera exagerada», explica antes de lamentar que eso ocurra « justo ahora que arrancan los riegos, que se empieza a segar, a empacar... vamos, el pico del consumo de gasoil».

Precisamente por eso, desde la Alianza UPA-COAG, insisten en que el consumo de carburante en el sector agrario es muy alto en estas fechas debido a las numerosas faenas que se realizan en el campo y esto supone, además, «uno de los mayores costes para los agricultores». Las cifras que baraja la organización estima que el gasóleo B supone una media del 16% de los gastos de una explotación de cereal. Y a eso, aporta después Cortés, hay que sumar el resto de los 'imputs' (costes). «Acabaremos de cosechar y empezarán los almacenistas y cooperativas a decirnos que hay que mantener el precio. Y luego subirá el abono y suma y sigue», se queja.Recuerda además que el año pasado «nos quitaron 15 euros de golpe y porrazo del impuesto especial sobre hidrocarburos», o lo que es lo mismo, se redujo el 20% la devolución que hasta el momento se estaba haciendo a los profesionales del campo en concepto de impuesto de hidrocarburos, pasando de 78,71 a 63,71 euros por cada mil litros consumidos.

Pero, además de aprobarse los Presupuestos Generales del Estado diseñados por Cristóbal Montoro, recuerdan desde la organización agraria, el recorte será aún mayor porque a partir del 1 de enero de 2019 se aplicará en Castilla y León el nuevo tipo impositivo (generalizado para todas las comunidades autónomas y que pone fin a los gravámenes reducidos que se aplicaban entonces en esta región), lo que supone que, en lugar de 0,24 euros por litro, se eleve a 0,72 euros el concepto de impuestos especiales.

Previsión de cosecha

A finales de la semana que viene, siempre y cuando el agua no lo impida, las cosechadoras empezarán a entrar en las parcelas de cereal. La cosecha se estrenará en las cebadas y seguirá después por el trigo manteniendo el itinerario tradicional de empezar por Ávila e ir incorporando después Zamora, Salamanca o Valladolid. Sobre el terreno, los agricultores tienen la misma percepción y creen que la cosecha «no va a ser tan buena como se esperaba».

La previsión que maneja la Consejería de Agricultura y Ganadería de Castilla y León es una campaña de 6.178.000 toneladas de cereal, lo que supone el 3% más que la media de los últimos diez años. De esta producción, 3.147.000 toneladas serán de trigo y 2.405.000 de cebada. «Una campaña de las buenas buenas no va a ser», asegura Raúl Martín, agricultor de Madrigal de las Altas Torres (Ávila). En su zona calcula que habrá «pocas tierras que alcancen una producción media de 3.500 kilos por hectárea» por distintos motivos. «Las tierras se sembraron en seco en octubre, y en noviembre no cayó nada de agua. Eso ya provocó que se perdiera mucha semilla. Luego llovió mucho e incluso nevó, y las tierras fuertes sí que han criado pero como tenían poca planta no están para dar muchos kilos, están poco espesas». Por el contrario, según Martín, «en las tierras flojas se ha estropeado mucha planta con tanta agua, han aparecido hongos y no están muy cuajadas. Eso sí, el grano va a ser bueno porque se ha madurado muy bien». Las temperaturas nocturnas también han acompañado en los últimos días porque, aunque las jornadas han sido calurosas en la comarca de la Moraña no superaron los 25 grados. «No interesa que pase de ahí porque se seca muy rápido y pierde kilos», explica este profesional abulense.

Tampoco José Manuel Cortés tiene claro que vaya a ser una campaña buena. «Puede estar por encima de la media, pero buena no», reconoce. Asegura que cuando visita la explotación ve que «en las tierras hay desigualdades porque hubo problemas de nascencia como consecuencia de la sequía, además ha habido hongos, algunos provocados por el exceso de agua como consecuencia de los encharcamientos en algunas tierras en marzo y abril». Reconoce que «habrá parcelas puntuales que sí que puedan dar muy buena cosecha pero en general por mi zona veo que el año terminará con una producción de un poco por encima de la media y que la tierra que te da 2.500 kilos te dé 3.000».

Segando forrajes

Felipe Luis Codesal, otro agricultor de Zamora está todavía segando forrajes. «En un principio, se esperaba una cosecha mala, luego llovió y se arregló, ahora también ha hecho mucho calor en mi zona y se ha secado mucho, yo creo que va a dar menos de lo que pensábamos, se ven muchas espigas blancas». No obstante, asume que esto cambia constantemente. «Si me hubieras preguntado hace dos semanas te hubiera dicho que iba a ser un cosechón, aunque las cebadas ahora ya están hechas. Pasar de 20 a 30 grados de un día para otro fusila a los trigos». «Esto ha cambiado más que el cuento de la lechera», bromea Juan José García, de la localidad de Pedrosa de Tobalina (Burgos). «Al principio estaban los campos que no se daba un duro, los veíamos malísimos y en 20 días con el suelo mojado esto ha recuperado lo que no te imaginas».

En esta última semana han convivido la humedad y el calor lo que ha propiciado que el campo esté avanzando, «se está llenando muy bien el grano pero, claro, que no se corte el grifo porque nos queda un mes por delante». Para mejorar la calidad del grano, ha sido necesario tratar muchas tierras porque tenían hongos, «y de tratar a no tratar, eso influye mucho en la producción, en el rendimiento de esas tierras».

Tanto los agricultores de Ávila como los de Zamora y Salamanca están listos para empezar. La cosecha arrancará en el sur de la comunidad y terminará en Burgos, donde no se prevé que entren las máquinas antes del 20 de julio.

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