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Gonzalo Jiménez, secretario de la Fundación Las Edades del Hombre.
«Las Edades del Hombre de Cuéllar va a ser una exposición muy bella»
GONZALO JIMÉNEZ, SECRETARIO GENERAL DE LA fUNDACIÓN LAS eDADES DEL hOMBRE

«Las Edades del Hombre de Cuéllar va a ser una exposición muy bella»

«Esta iniciativa fue uno de los primeros ejemplos de socialización del patrimonio artístico religioso», afirma Gonzalo Jiménez

Mónica Rico

Domingo, 22 de enero 2017, 12:44

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Cuéllar se sitúa este año como referente turístico de la región gracias a la celebración de la exposición Las Edades del Hombre. A punto de comenzar los trabajos de montaje, Gonzalo Jiménez, secretario general de la Fundación Las Edades, habla sobre cómo se está preparando la muestra, cuyo montaje comenzará entre los últimos días de enero y los primeros de febrero.

«Como un pan amasado por muchos»

  • Cuando habla de Las Edades del Hombre, a Gonzalo Jiménez le gusta recordar las palabras del padre Velicia, principal impulsor de la exposición «Decía que Las Edades era como un pan amasado por muchos, por muchas razones, y tenía toda la razón. En aquel momento, sin saber que el proyecto que él iniciaba iba a alcanzar las dimensiones que ha alcanzado, dio con la clave, porque es verdad que es un pan amasado por muchas manos, y, cuando es así, las cosas funcionan bien. Para mí hubiera sido más económico no bajar a San Esteban, pero, ¿qué es lo prioritario o una de las prioridades? Es esa implicación de los visitantes en la propia ciudad y en el entramado de negocio lo que hay que conseguir. Yo empujo por ahí y las autoridades civiles empujarán por otros sitios. La disposición de la Diputación me ha parecido magnífica, generosa, abierta, colaboradora, como la del propio Ayuntamiento. Creo que vamos a caminar, a ser, como un pan amasado por muchas manos».

¿En qué se está trabajando en estos momentos?

Estamos perfilando el proyecto expositivo, en el sentido de la arquitectura, y recibiendo las obras que tenemos pendientes.

¿Es complicada la selección de las obras?

Como ocurre en todas las ediciones, a veces hay obras que has elegido, y por distintas circunstancias no van a poder estar, algunas porque acaban de llegar de otra exposición y no se cree conveniente que vuelvan a salir, o porque se trata de una exposición muy larga. Normalmente una exposición es de uno, dos o tres meses como máximo, pero la nuestra es de siete meses. En general, el proceso se ha desarrollado bien. El equipo que gestiona la edición sigue manteniendo reuniones, reuniones en las que participan arquitectos, técnicos de arte, restauradores

¿Cuándo comienzan los trabajos de montaje?

En breve, seguramente a finales de enero o quizá los primeros días de febrero. Hay que respetar Las Candelas, celebración que se realiza en la iglesia de San Andrés el 2 de febrero. Todos tenemos que ser sensibles con todos los aspectos que nos van a permitir un mejor desarrollo.

¿Algunas de las obras que se exhibirán en Reconciliare están todavía en proceso de restauración?

Sí. Una cosa es cuando vemos la obra por una fotografía y otra cuando la tenemos, que es el momento justo en el que nos damos cuenta de si necesita o no intervención. Ahora mismo se están restaurando obras que van a estar en la exposición, pero el número de las que se restaurarán no lo sabremos hasta el final, hasta dentro de un mes aproximadamente. El porcentaje o la proporción suele ser casi siempre muy similar, entre un 20 y un 30% de las obras.

¿Podría revelar alguna de las obras o autores que estarán en la exposición?

Aún no. Aunque los autores son fácilmente deducibles, estamos en Castilla y León, y de esta tierra tomaremos a los grandes maestros, que se sumarán a obras contemporáneas. Yo no he adelantado ninguna obra, y aunque alguien lo ha hecho, no se debe hacer.

En Cuéllar se dice que una de ellas podría ser el Cristo de San Gil.

Pues creo que no, porque participa en una procesión. Es cierto que para los cuellaranos es una imagen muy importante.

No faltará el arte religioso moderno...

Habrá, pero no podría concretar cuántas obras son contemporáneas. Creo que más o menos como lo venimos haciendo, en torno al 10 o el 12%, que son las que ha habido en Toro.

¿Qué acogida espera que tenga la exposición?

Como todas, buena. Es un acontecimiento para Cuéllar, pero también para la propia Fundación, porque cada exposición es un reto, un nuevo proyecto, nuevas obras... Tanto para los cuellaranos como para nosotros supone muchísima ilusión y esperamos la misma acogida que han tenido todas las ediciones.

¿Cuál es el perfil del público que asiste a Las Edades del Hombre?

Hay dos perfiles que se repiten, que son muy comunes. Por un lado, gente de fe que busca en Las Edades del Hombre, sobre todo, esa catequesis que nos permite estructurar la propia edición, la propia exposición; y por otro, gente que es más bien amante del arte, que va a ver, a buscar, a conocer aquellas piezas que de otra forma no sería fácil conocer. El patrimonio religioso en términos generales, y particulares en Castilla y León, es muy atractivo, porque goza de obras maestras. En cualquier edición podemos encontrar grandes obras que atraen a ese otro perfil de gente más experta, más cercana al mundo del arte, que va buscando ese contenido, ese conjunto de obras que exponemos en cada edición, que son inéditas e incluso que de otra manera no se podrían ver, porque provienen de una clausura o de un retablo que está a catorce metros de alto, por ejemplo. Ese modo de narrar y ese modo de presentar lo que en Las Edades tenemos es lo que busca también este segundo perfil.

¿Atrae el hecho de que pueden verse todas las obras juntas en un mismo espacio?

Claro. El patrimonio en sí y el patrimonio religioso, en términos generales, es muy rico, pero en Castilla y León supone en torno al 70 u 80% del total. Estamos hablando de cifras muy importantes y nosotros, desde Las Edades llevamos expuestas más de 4.700 obras nuevas, inéditas, sin repetir, y hemos restaurado en torno a un 42% de ellas, más de 2.000, lo que nos puede dar una idea de la magnitud. El público se puede acercar al arte religioso de manera directa, y además estructurado en torno a un tema. Esta es una de las cosas más atractivas.

¿La exposición de Cuéllar puede resultar más compleja al estar repartida en tres sedes distintas?

No, más compleja no, porque no son iglesias muy grandes. Lo que puede resultar complejo es la logística diaria, lógicamente, porque no es igual dos espacios que tres. También, incluso, un poco más costoso, porque hay que triplicar todo, no hay tantas sinergias. Pero yo creo que va a ser una exposición muy bella el tema lo es y esto se verá también en los montajes, que contarán con esos aspectos innovadores de las nuevas tecnologías, que aportan un grado de cercanía y accesibilidad a las propias obras. Habrá cosas que van a sorprender, en la línea de innovación. Cada edición siempre es un reto que nos permite ir descubriendo posibilidades, y los espacios son también muy importantes, porque nos permiten ir más lejos o no en un montaje. Hay espacios que son pequeños porque las iglesias San Andrés, San Martín y San Esteban no son muy grandes; sin embargo, hay muchísimas posibilidades expositivas.

Tras conocerse que Cuéllar acogería la exposición, se dijo que solo habría dos sedes. ¿Por qué se decidió finalmente incluir la iglesia de San Esteban?

El motivo no fueron las bulas encontradas en el templo, como se ha dicho. Las bulas son el referente histórico, pero nada más. Y expondremos alguna bula, pero no necesariamente en San Esteban... Decidimos incluir San Esteban por una razón: la exposición se quedaba muy arriba y corríamos el riesgo de que la gente de Cuéllar se quedara en la zona llana y no terminara de bajar al centro y crear esa simbiosis entre el visitante y las personas residentes. La razón fundamental es que queremos promocionar Cuéllar.

¿Tuvo algo que ver su unión profesional con ese templo, restaurado cuando usted era presidente de la comisión ejecutiva de la Fundación del Patrimonio?

Es verdad que la de San Esteban esuna iglesia a la que tengo especial estima, pero créame que la razón principal fue que nos quedábamos muy arriba, dejábamos a los visitantes alejados, y uno de nuestros objetivos y de la Junta de Castilla y León también es crear una conexión entre la exposición y el núcleo de negocio y comercial. Eso es fundamental. Nosotros no solo nos preocupamos de crear una edición bella: también queremos que la edición tenga una repercusión directa sobre la propia villa, y esto, insisto, es un principio compartido con la Junta de Castilla y León. Quedarnos en la parte de arriba era un problema, por lo que no nos quedó otro remedio que bajar a San Esteban y hacer un recorrido un poco más amplio. Las bulas son el contexto histórico, porque con ellas o sin ellas posiblemente hubiéramos tratado el tema de la reconciliación, una de las cuestiones muy claras que yo también expuse, primero porque me parece una evolución natural del Año de la Misericordia que declaró el Papa, y después porque vivimos en un mundo muy crispado, en unas sociedades muy crispadas. No tenemos más que ver las noticias cada día, escuchar en nuestro entorno más próximo y más alejados. Vivimos en una sociedad necesitada de reconciliación.

¿Ese es el mensaje que tratan de transmitir al público, la necesidad de una reconciliación?

Claro, claro. La necesidad de la reconciliación con el hombre, reconciliación con Dios y reconciliación con la propia naturaleza. Es clave.

Reconciliare es un título muy abierto. ¿Ha supuesto alguna dificultad a la hora de seleccionar las obras?

Ni mucho menos. Si analizamos un poco, qué mayor reconciliación que la imagen de Cristo en el Calvario que da su vida por nosotros. Es el gesto de reconciliación mayor entre los hombres, pero hay muchos más. Piense, por ejemplo, en el hijo pródigo En eso no hemos tenido ningún problema. En el fondo, la historia del hombre, la historia del hombre creyente, de un modo más particular, es la historia de la reconciliación. Comenzamos con los primeros padres, Adán y Eva, con quienes aparece un conflicto y después una reconciliación; y luego hubo otro conflicto con Caín y Abel y después una reconciliación, porque Dios otorga hijos a Caín...

¿Qué suponen Las Edades para el patrimonio artístico de Castilla y León?

Las Edades del Hombre es uno de los primeros ejemplos de socialización del patrimonio religioso y, concretamente, en este caso, del patrimonio artístico. Y lo ha sido por dos motivos, porque ha acercado el patrimonio religioso a la gente y porque ha despertado en la gente sentimientos como el amor y la pertenencia a una tierra y a una iglesia. Esto lo ha logrado Las Edades a través de sus exposiciones. Es el primer centro o de los primeros a nivel mundial donde se da esa socialización del patrimonio. Antes de los años ochenta no se visitaban las iglesias o las catedrales para descubrir su arte, o se hacía muy poco. Ha sido el descubrimiento de las catedrales a través de las exposiciones del primer período de Las Edades cuando aparece ese patrimonio que se acerca a la gente. La gente lo conoce, lo estima y luego se vincula a él. Hay otros aspectos de importancia, como ha sido el estudio de las obras, más de 4.000, estudiadas por expertos y publicadas en catálogos, muchas de ellas restauradas Todo esto es de un bagaje tal, que hay pocos fenómenos y pocos proyectos que han abordado el tema con tanta actitud y tanta profundidad. También esto es posible porque tenemos un patrimonio muy rico, una iglesia y un patronato sensibles, que han sabido ver cómo a través del arte se puede llegar a Dios. Por otra parte, hemos tenido un Gobierno autonómico que nos ha ayudado a conseguir este proyecto. Sin el apoyo de la Junta sería muy difícil.

El gobierno regional ha sido, desde los comienzos, muy sensible con la iniciativa y los diferentes proyectos...

Mucho. Yo siempre digo que, en el fondo, hacemos un camino común, desde distintas perspectivas, pero común, y, por lo tanto, Las Edades y la Junta, con respecto al patrimonio, caminan en una misma dirección, el de la socialización de ese patrimonio.

¿Qué presupuesto conlleva la realización de una exposición como la que se está preparando en Cuéllar?

Muy similar al de Toro, en torno a 1.600.000 euros.

Volviendo a Toro, Cuéllar se prepara en muchos aspectos mirándose al espejo de la localidad zamorana. ¿Qué balance realiza de la pasada exposición?

Fue muy positivo. Como todo se pueden mejorar algunas cosas, pero yo siempre digo de Toro que se me ha pasado en seguida, y cuando algo se pasa rápido es porque un poco todo ha ido de la mano: las autoridades civiles, la propia sociedad, el voluntariado, el programa de actividades que acompañan la edición todo ha ido de la mano y esa es la impresión que yo tengo de Toro, que todo ha ido de la mano. Espero que sea igual en Cuéllar. De momento, en las reuniones que hemos tenido, va en la misma línea y yo creo que todos tenemos muy claro cuál es nuestro objetivo. En el fondo yo creo que seremos capaces de aunar esfuerzos con esa expresión de ir de la mano.

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