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Se dispara la alergia al ciprés

Se dispara la alergia al ciprés

Los hipersensibles al cupressus eran solo el 9% hace un decenio y ahora ya alcanzan el 23%

Ana Santiago

Valladolid

Miércoles, 21 de marzo 2018, 13:42

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Oficialmente la primavera ya está aquí y, en los próximos días, los síntomas propios de la hipersensibilidad al polen irán apareciendo de forma progresiva y cada vez más intensa. Para los alérgicos al ciprés, los problemas comenzaron con el año y, además, cada vez hay más personas con respuesta exagerada a la presencia del polen de esta especie. Así, mientras hace un decenio, tan solo el 9% de la población era alérgico al ciprés, actualmente ya se registra, entre la población alérgica, una afectación del 23%. Durante años, las ciudades se han llenado con estos decorativos, que requieren poco mantenimiento y muy duraderos, árboles; de ahí, el incremento de afectados.

El problema añadido, apunta la doctora Alicia Armentia, catedrática de Alergología en la Universidad de Valladolid, es que «los síntomas de esta alergia se confunden fácilmente con los de un catarro, rinovirus e, incluso, gripe... porque, en ocasiones, hasta produce fiebre y como tal se diagnostica y trata... con analgésicos, antibióticos... y no es necesario nada de esto, ni bueno, y además consume absurdamente recursos cuando un diagnóstico adecuado y un tratamiento con vacuna sería mucho más efectivo».

Según explica la también jefe del servicio de esta especialidad en el Río Hortega de Valladolid, además se han disparado las alergias a las gramíneas, del 35% al 74% y se han duplicado las del plátano de sombra y de la salsola, que «antes solo había en África y el sur de España y con el cambio climático también se encuentran aquí».

En España hay ocho millones de alérgicos y Castilla y León ya suma 410.000. Esta respuesta excesiva al polen supone el 70% de todos los tipos de alergias.

En cuanto a la incidencia esperable para esta primavera, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), prevé que para la zona de Castilla y León sea «moderada» debido a un otoño muy seco con un invierno muy húmedo, con precipitaciones intensas originadas por las borrascas Emma, Félix y Gisele. En el último mes, las lluvias se han multiplicado por cinco para lo habitual en esta época.

No obstante, la doctora Armentia destaca que las bajas temperaturas de este invierno «han favorecido que las gramíneas y cereales hayan echado unas raíces profundas. La naturaleza tiende a defenderse, a reproducirse y cuando la climatología no le es favorable, se vuelve la polinización más agresiva y duradera. Por ello, y en función del tiempo de las próximas semanas, la incidencia podría aumentar». Además, apunta esta alergóloga «antes la temporada de las alergias primaverales se limitaba prácticamente a los meses de mayo y junio; ahora empieza bastante antes y se prolonga».

La causa del incremento de la incidencia se encuentra en «la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes». La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diesel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles. «Estas proteínas de estrés incrementan la agresividad del polen en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación. Por este motivo, en las ciudades se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo», destaca.

En cuanto al cambio climático, está alterando los ciclos de polinización de las plantas. Adelantan el inicio y retrasan el final de su período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y, por lo tanto, hay una mayor exposición de la población a los pólenes.

Los síntomas de la alergia al polen son muy variados en cuanto a su localización, intensidad y gravedad. Puede haber reacciones graves que, incluso, pueden llegar a causar la muerte del que las padece; pero estas no son situaciones habituales, lo más frecuente es que los síntomas sean leves. Entre los más comunes están el picor en la piel y los ojos, estornudos o nariz que gotea, tos y picor en la garganta y silbido en el pecho. La patología alérgica incomoda y resta calidad de vida a quien la padece.

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