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Varios buitres se alimentan en un muladar.
Medio Ambiente adaptará el mapa de muladares a las nuevas necesidades alimenticias de las necrófagas

Medio Ambiente adaptará el mapa de muladares a las nuevas necesidades alimenticias de las necrófagas

Castilla y León cuenta con 60 espacios para la alimentación de carroñeros y 1.886 explotaciones ganaderas autorizadas para abandonar animales muertos

juan lópez

Lunes, 24 de abril 2017, 12:14

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La Consejería de Fomento y Medio Ambiente revisará el mapa de muladares y de zonas de protección para la alimentación de especies necrófagas de interés comunitario (ZPAEN), con el fin de adaptarse a la alimentación de las propias aves carroñeras y evitar la comodidad de éstas, en función de la comida predecible que suponen estos espacios. Una negociación que el departamento abordará próximamente con el área de sanidad animal de Agricultura, dado que sin garantías absolutas no se tocará nada, con la que se estudiará también la clasificación de subproductos animales no destinados a consumo humano (Sandach).

En la actualidad se contabilizan 60 muladares en la Comunidad, pero se ha recibido la solicitud para 95 nuevos, y casi el 90 por ciento del territorio regional está dentro de estas zonas -la totalidad de Ávila, Salamanca, Segovia y Soria-. El deseo, según explicaron fuentes de Medio Ambiente a Ical, es incrementar ese porcentaje en pequeñas áreas donde, en principio, los riesgos de sanidad animal están superados gracias al buen hacer de los ganaderos y las estrictas normativas.

Esta revisión del documento -ahora que se cumplen cuatro años de la publicación de la norma que autoriza el uso de cadáveres de explotaciones ganaderas para alimentación de necrófagas- pretende modificar los hábitos y las propias poblaciones de aves rapaces, como el buitre negro y el leonado, el milano real y el alimoche, entre otros.Y de esta forma, el objetivo es evitar una sobrealimentación dque podría conllevar un acomodo y un incremento de la población que tampoco es positivo, que ya de por sí ha aumentado en los últimos años.

Debe ser un decreto vivo y buscar un equilibrio, explican. Es decir, ni la falta de alimento anterior al decreto, cuando aparecieron las restricciones por las enfermedad de las vacas locas, ni tampoco enseñar mal a las rapaces y ponerles la comida en la boca.

Al amparo de la normativa, la Junta puede autorizar a las explotaciones ganaderas dos alternativas. Por un lado, dejar cadáveres en el campo, pero únicamente en los municipios incluidos en las zonas ZPAEN y en lugares específicos, alejados de puntos de interés. Se trata de la medida de mayor importancia y repercusión sobre las especies necrófagas y sobre los ganaderos de explotaciones no intensivas de ovino, caprino, equino, porcino y bovino y que cumplen una serie de requisitos sanitarios. A juicio de Medio Ambiente, en esta línea se podrían establecer excepciones, como que las garantías sanitarias del semiextensivo de ovino no fueran tan estrictas, porque es un estilo de vida y de ganadería que no provocaría cambios.

La segunda opción es el uso de muladares, tanto en las explotaciones intensivas como en las que no. En espacios de la Administración que están alejados de zonas habitadas y núcleos de población estable, así como carreteras, tendidos eléctricos, aerogeneradores, otros comederos, bebederos o puntos de alimentación suplementaria del ganado.

La segunda en autorizaciones

Castilla y León es la segunda comunidad que más explotaciones ganaderas tiene autorizadas para poder dejar sus cadáveres sin recoger en las ZPAEN con el objetivo de que sirvan de alimento a las necrófagas. En concreto, cuenta con 1.886 granjas, después de Andalucía, que tiene 2.439. Desde 2013, cuando se publicó el decreto, se han recibido 2.564 solicitudes de autorización de uso de determinados Sandach, que se traduce en 3.222 explotaciones ganaderas. Entre las solicitudes denegadas, más del 76 por ciento lo fueron por incumplimiento de las condiciones sanitarias o zootécnicas establecidas en el decreto.

Del análisis territorializado de los datos, la provincia con más solicitudes de ganaderos para dejar sus cadáveres en el campo es Ávila, con 506 para 672 explotaciones ganaderas, seguida de Segovia, con 460 para 517. En cambio, la que cuenta con más explotaciones autorizadas es Soria, con 375, seguida de Ávila, con 327, y Segovia, con 320. De hecho, el uso real de las autorizaciones es más bajo que las solicitudes.

Desde 2013 hasta esta semana se ha autorizado a dejar en el campo 1.488 toneladas de cadáveres de animales de explotaciones ganaderas de Castilla y León, que han podido alimentar a una de las poblaciones más importantes de especies necrófagas de España, entre las que destacan 7.000 parejas de buitre leonado -una cuarta parte de la cifra nacional-, 380 parejas de alimoche -el 26,2 por ciento-, el 15 por ciento de la población de buitre negro y de águila real, 70 parejas de águila imperial ibérica y la mitad de los milanos reales invernantes y reproductores del país.

Cambio de patrón

Desde la Junta afirman que el uso de muladares permitió, durante años, cubrir las necesidades alimenticias que no podían obtener de forma natural las aves carroñeras, reduciendo al mínimo los riesgos sanitarios y medioambientales de su utilización. Pero con el paso de los años se han detectado distintos efectos negativos sobre parámetros demográficos y en el comportamiento de las rapaces necrófagas.

En primer lugar, los expertos hablan del cambio en la disponibilidad de alimento, con una reducción de la biomasa disponible, una concentración de los recursos tróficos y una predictibilidad de localización temporal y espacial de la carroña en el medio natural que provoca la coexistencia de distintas especies de aves en esos puntos fijos de alimentación, causando solapamiento de sus dietas y aumento de la competencia intra e interespecífica.

Otra característica es la concentración y el dominio del buitre leonado como especie monopolizadora de los recursos tróficos aportados al muladar, en detrimento de otros carroñeros con estatus poblacionales mucho más amenazados, como es el caso del milano real o del alimoche; por ello, los muladares van hacia la especificidad a causa de la alimentación. Por ejemplo, para un buitre negro o leonado interesan gallinas o cerdo. Para otros, diferentes desechos. Dependiendo de la especie objetivo, especificamos el muladar, sentencian.

También se ha observado variación en los patrones de distribución espacial de las especies necrófagas migratorias de manera acorde con el grado de concentración del alimento. Por ejemplo, si se dejan desechos a primera hora de la mañana en el muladar, ello favorece al milano o alimoche. A mediodía llegarán los buitres y barrerán con todo. Si la comida se lleva a este espacio a las 12 horas, la aprovecharán únicamente los grandes carroñeros.

Igualmente, los muladares también han condicionado las posibilidades de reproducción a la distancia a esos puntos de alimentación, como ocurre con el buitre leonado o el alimoche. No es óbice para determinar que en el periodo de reproducción de las grandes aves, entre mayo y junio, se facilite al menos el 70 por ciento de sus necesidades alimenticias, que se traduce en medio kilo por animal y día (unos 350 gramos diarios), que por 7.000 parejas de buitre leonado son muchos kilos. Durante el resto del año basta con ayudarles con el 45 por ciento de la alimentación.

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