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Lunes, 24 de octubre 2016, 10:49
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El miedo marca el ritmo de su vida. Una vida que se detuvo en la madrugada de este martes cuando su expareja estuvo a punto de cumplir con sus amenazas: matarla. La joven faberense, víctima de un secuestro y una brutal agresión, intenta en vano recuperar el ritmo de su vida.
A pesar de que Iván R.G., el presunto agresor, ya está en prisión, el miedo invade a esta joven a la espera de que los agentes logren detener a los dos cómplices que participaron en su secuestro en la madrugada de este martes. Tal es así que ya han sido dos ocasiones las que la joven ha tenido que ser trasladada al Complejo Asistencia del Bierzo.
Tiene mucho miedo. Mientras estén sueltos es imposible que recupere cierta tranquilidad porque la situación hoy por hoy no está controlada, señala Emilia Esteban, su letrada, que asegura que actualmente su clienta se encuentra arropada por familiares y amigos.
Sin embargo, está previsto que en los próximos días la joven se traslade junto a su hija a un piso de emergencia tutelado tras aceptar el ofrecimiento por parte de la Junta de Castilla y León. El objetivo es darle más protección, señaló la letrada, que además asegura que desde la administración también trasladaron a su clienta las disculpas por no haberse puesto en contacto con ella antes.
Previsilemente, según han confirmado este medio, la mujer permanecerá junto a su hijo de once años inicialmente 15 días en el piso de la Junta. Una medida de protección entre las que se descarta la protección permanente de la joven a través de un escolta.
En cualquier caso, según reconoce su letrada, la única forma de que pueda intentar mirar hacia adelante es que atrapen a los dos cómplices de su expareja.
Sospechas sobre los cómplices
Precisamente, la Guardia Civil se encuentra inmersa en la identificación y posterior detención de estos dos varones cuya identidad por el momento se desconoce aunque la víctima tiene sus sospechas y así se lo ha hecho llegar a los investigadores con la descripción más detallada sobre lo ocurrido el día de los hechos en el que la joven fue vendada los ojos y maniatada.
La joven teme que podría tratarse bien de dos reclusos con los que Iván compartió estancia en la prisión de Mansilla de las Mulas. Al fin de cuentas, en la carta que le remitió desde Villahierro, el presunto agresor aseguraba que había conocido a gente que estaba dispuesto a ayudarle para acabar con su vida.
Tampoco se descarta que pudieran ser miembros de su familia o del círculo más estrecho de la familia. En cualquier caso, el caso está bajo secreto de sumario así como la investigación y por el momento se desconoce la identidad de estos dos varones que fueron los secuestraron a la víctima y le llevaron hasta el domicilio de Iván.
«Él no se movió, es muy inteligente, él sabía perfectamente que él llevaba una pulsera con GPS, entonces sabía que si se movía a Fabero iba a quedar rastro y si luego se movía de su domicilio a la estación de tren también iba a quedar rastro. Lo tenía todo requetepensado. Con premeditación y alevosía. Y evidentemente, para que no quedara rastro, quien lo hicieron fueron esas otras dos personas».
La joven, natural de Fabero, fue metida en un coche en dirección a Bembibre, localidad de la que su expareja es natural, donde fue sometida a abusos y vejaciones y rociada con pegamento en la vagina. Los agresores la introdujeron de nuevo en el coche con la intención de llevarla a las vías del tren para que un tren la atropellara pero cambiaron de idea y la abandonaron desnuda y maniatada en el barrio de la Estación, junto a una casa abandonada.
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